CALIFORNIA.- Es un hecho. Tiger Woods encendió la luz de alarma de la historia del golf, de la que él ya es parte, aunque va por más. En su debut en la temporada regular del PGA Tour en 2013 , el "Tigre" hizo lo que más le gusta a su público: ganar.

Como en las viejas épocas, el californiano lo hizo con autoridad en el Farmers Insurance Open, un torneo que lo tiene de "padre", podría decirse, ya que sumó su séptimo título allí. Además, vulneró a sus rivales y al difícil campo de Torrey Pines por octava vez (ganó un US Open en esa cancha). O sea, el regreso de Woods fue inmejorable, porque además de empezar a pensar en recuperar el Nº 1 del ranking, en poder de Rory McIlroy, Tiger llegó a 75 títulos en el circuito estadounidense y quedó a apenas siete del máximo ganador, Sam Snead. Siete, para muchos parece una cifra imposible de alcanzar. Pero esos muchos no son Woods, que culminó ayer (se suspendió parte de la vuelta del domingo por falta de luz) de redondear una performance tremenda. Terminó con 274 golpes (-14) y le sacó 4 a su escolta Brandt Snedeker. (Especial)