Mediante la resolución 11/2013 del Ministerio de Economía, el gobierno derogó las resoluciones asociadas al esquema vigente de licencias no automáticas (LNAs), que alcanzaba un total de 576 productos. En términos de valor de importación, este conjunto de bienes explicó en 2012 aproximadamente un 10% de las compras totales al exterior.

Esta decisión de las autoridades puede leerse como un intento de ordenar los trámites asociados a la gestión del comercio exterior, excluyendo pasos innecesarios como se hizo con la eliminación de las Licencias Automáticas de Importación (LAPI) hace algunos meses atrás. Asimismo, Argentina tiene pendientes tres pedidos de constitución de panel en el marco de la OMC, que nombran como medidas objeto de la controversia a las LNAs. De manera que su eliminación también podría pensarse como una demostración de buscar la facilitación del comercio por parte del país frente al Órgano de Solución de Diferencias.

Además, hay que tener en cuenta que la derogación del esquema de LNAs se da en paralelo con la publicación de la lista de 100 productos para los que Argentina elevó el tipo de importación (hasta el 35%) por encima del arancel externo común del Mercosur. En este sentido, la norma dictada en el día de hoy permitiría mantener cierta protección adicional sobre algunos productos antes alcanzados por las licencias no automáticas, pero no por una medida unilateral de la Argentina sino vía un mecanismo negociado en el marco del bloque.

Pero más allá de lo anterior, la medida no significa un cambio en el rumbo de la política comercial, o sea, no estaría apuntada a liberalizar el comercio exterior. De hecho, no se dispone ninguna modificación sobre la Declaración Jurada Anticipada a la Importación (DJAI), que en la práctica funciona como una LNA sobre todo el universo arancelario. Por tanto, el grado de discrecionalidad sobre los permisos de importación que poseen actualmente las autoridades no se ve acotado por la derogación del régimen de LNAs.

En este sentido, hay que tener en cuenta que el endurecimiento de la política comercial durante 2012 formó parte de una estrategia más amplia del gobierno frente a la reaparición de la restricción externa, o sea, la escasez de divisas. Restricción que si bien podría ser algo menos severa este año (gracias a la buena campaña agrícola, el rebote de Brasil y las menores necesidades de parte del Tesoro), se mantendrá vigente.

Y por tanto, también permanecerá intacta la estrategia del gobierno para sortearla, que es proteger el superávit comercial, dado que se trata de la principal fuente de ingreso de dólares para la economía argentina.