Ver para creer. Esto es lo que afirman los ya nada crédulos vecinos del cinturón de hierro que atenaza a la ciudad cada vez con más fuerza: a medida que las calles del centro se van volviendo insuficientes para contener el tránsito brutal, las vías impasables vuelven inútil cualquier intento por mejorar la movilidad urbana. Los habitantes de esta zona ya no tienen esperanzas. Tantas veces les prometieron la apertura de las calles Córdoba y Mendoza a la altura de Central Córdoba que el anuncio que realizó el gobernador José Alperovich el jueves -justo en el inicio de un año en el que habrá elecciones- les pareció irrelevante. Tanto como los anteriores.

"Mire amigo, tantas veces escuché lo mismo que tengo que ver la obra terminada para creer en lo que dicen los políticos", se despachó Julio Rodríguez, el empleado de una verdulería de Suipacha al 200. A través de la puerta vidriada del negocio en el que trabaja se observan los vagones que descansan sobre esas vías quién sabe desde hace cuánto. El gobernador dijo que se construirán túneles por debajo del predio para los vehículos. "Si cumplieran con las promesas y abrieran las calles, seguramente nosotros podríamos vender más, porque el tráfico aumentaría. Pero dijeron muchas veces lo mismo y no pasó nada", agregó el verdulero.

Con las manos oscurecidas por la grasa, un mecánico caminaba a media cuadra del negocio de Rodríguez. Cargaba una pieza de algún motor hacia su taller, que está cerca de la intersección de Mendoza con Suipacha. A pesar de que no dijo su nombre, no dudó en dar su opinión. Y fue contundente: "Tengo 60 años; hace 40 que dicen que van a abrir la Córdoba y la Mendoza ¿Sabe cuántas veces escuché el mismo verso? Dicen todas estas cosas para tapar el hecho de nos aumentaron todos los impuestos".

No hay dudas: el paisaje que constituye Central Córdoba es deprimente. Pero es peor lo que observan los vecinos de Suipacha que los de Marco Avellaneda. Del lado de esta última calle funcionan oficinas del Ferrocarril, de la Policía e incluso un centro cultural. Eso le da algo de vida a la zona y los edificios ocultan los vagones y las vías. Pero junto a la Suipacha, desde la San Juan hasta la San Martín, se levanta un muro no demasiado alto. Entre la San Martín y la Mendoza, el aspecto es cuidado. Hay rejas y portones pintados y vigilados. Pero desde ahí hacia el norte, el panorama cambia rotundamente: la chatarra oxidada y los yuyales que alimentan las lluvias sobresalen junto al muro de ladrillos viejos.

Por eso, Julio Brunotto pidió alguna medida política urgente: la apertura de las calles, el incremento de la vigilancia, lo que sea. Pero que sea ya. Este hombre camina seguido por la Suipacha, porque visita a amigos que trabajan en esa zona. "Durante la noche y de mañana bien temprano es jodido andar por acá. Seguramente si aumenta el tráfico va a mejorar la situación. Y, en este sentido, la apertura de la vías va a ser buena. Pero de ahí a que se concrete...", reflexionó mientras caminaba con una botella con agua saborizada bajo el brazo.

La excepción
Si bien la desesperanza se ha adueñado de la mayoría de los vecinos hay algunos que aún creen que en algún momento ocurrirá lo que otros consideran imposible: llegar en auto desde el margen este de Central Córdoba al oeste por encima o por debajo de las vías. Uno de ellos es Edgardo Franchesqui. Este hombre vive desde hace 54 años en Marco Avellaneda al 200. Ayer por la mañana estaba sentado en un viejo sillón de madera y lona blanca con líneas verdes. Miraba hacia el inmenso predio ferroviario. "Cuando llegué a esta zona, el tren funcionaba muy bien. Usted no se imagina el movimiento que había. Con los años todo ha ido cambiando. Siento cierto alivio cuando escucho los anuncios de posibles aperturas. Porque creo que, al fin y al cabo, en algún momento se van a concretar. Quizás no abran las dos calles, pero por lo menos una estoy seguro de que sí. Es cuestión de esperar, no más", se ilusionó. Agostina Barros opinó lo contrario. "Ya escuché lo mismo siete u ocho veces. Si no lo hicieron antes ¿por qué irían a hacerlo ahora?", se preguntó esta empleada de comercio que trabaja en la Marco Avellaneda, calle a la que califica como segura.

En los alrededores del cinturón de hierro ya casi no hay ilusiones: según sus vecinos, la Córdoba y la Mendoza están condenadas a sucumbir en las vías. Ojalá esta vez se equivoquen.

ENTRE PROMESAS Y REALIDAD

- Largo historial de promesas incumplidas.- Desde la década del 90 se vienen realizando anuncios sobre la posibilidad de abrir las calles Córdoba y Mendoza. Sin embargo, hasta ahora ninguno se ha concretado.

- Los puentes que nunca levantaron.- En 2004, los vecinos de la zona de Central Córdoba se ilusionaron con la posibilidad de que se construyan dos puentes elevados sobre las vías. Se quedaron con las ganas.

- El traslado que jamás se concretó.- Un año después, el gobernador José Alperovich dijo que iba a gestionar un crédito de $ 2 millones para trasladar la estación de Central Córdoba a Pacará. El anuncio volvió a alegrar a los vecinos de la Marco Avellaneda y de la Suipacha, y también a los de Pacará. Estos últimos creyeron que el regreso del tren le volvería a dar vida a la localidad. En aquella oportunidad, la alegría también duró poco: el traslado nunca se hizo.

- De Cevil Pozo al Puerto Madero tucumano.- En abril de 2006, el mandatario dijo que los trenes no iban a ir a Pacará, sino a Cevil Pozo, cosa que tampoco ocurrió. Siete meses después sorprendió con la idea de construir el "Puerto Madero Tucumano" en el predio ferroviario. Según aquel proyecto, se iban a levantar comercios, viviendas, emprendimientos gastronómicos y parques donde hoy todavía están las vías.

- Volvieron los puentes, los cambiaron por túneles y se acordaron de los peatones.-
En 2007 se reactivó la idea de levantar los dos puentes sobre la playa de maniobras del ferrocarril. Pero ese mismo año, en el Gobierno cambiaron de parecer y lanzaron el proyecto de los túneles. Unos meses después, le agregó puentes peatonales. Aparentemente, estos pasos bajo nivel son los que ahora se podrían concretarse si se cumple lo que anunciaron el Alperovich y por Randazzo el jueves.