Más que algo que salió mejor de lo planeado, el Seleccionado de Desarrollo tucumano debería ser encastrado en el supuesto de las cosas que salen sin haberlas planeado en absoluto. Nació así, ex profeso, para darle al combinado de Antofagasta (Chile) un rival que le sirviera para cerrar la concentración que habían programado hacer en Tucumán, en marzo del año pasado.

"Como nosotros estamos trabajando mucho con el rugby de Desarrollo, decidimos armar un equipo de ese nivel, que es el que más o menos tienen los chilenos. No fue un seleccionado, sino un combinado integrado por cinco jugadores de cada equipo del interior", cuenta uno de los ideólogos, David Ruffino.

Salió todo bien. El conjunto tucumano se impuso en los dos amistosos que jugaron y los trasandinos se fueron muy agradecidos. Pero una pregunta quedó flotando en el aire: ¿y ahora qué hacemos con esto?"Pensamos que podía ser bueno sostenerlo", toma la posta José Rubino, coordinador del seleccionado. "Y nos encontramos con que era mucho más útil e importante de lo que imaginábamos. Nos sorprendió el compromiso que mostraron los clubes para alimentar esto. La existencia de este equipo motivó una mayor interacción entre ellos, y a raíz de eso disminuyó mucho la fricción. Por eso decidimos utilizarlo como foro de discusión de las necesidades del Desarrollo", completa el también entrenador del seleccionado.

Bastó un mínimo de difusión para hacer ruido en los oídos de otras uniones. Entre ellas, la mismísima URBA. "Cuando supieron los clubes de Desarrollo de Santiago, quisieron jugar con nosotros. La Unión del Noreste copió el formato y, al parecer, en la URBA también quieren implementarlo", revela Rubino, sin dudas, enorgullecido.

"Hay muchos entrenadores y dirigentes que nos felicitaron. Y muchos otros que no confiaban en esto lo hicieron cuando se dieron cuenta de lo beneficioso que era", aporta Ruffino, dando pie al siguiente punto...

Críticas

Como todo lo que es nuevo, el seleccionado Desarrollo no le cuajó de entrada a mucha gente. Las críticas (algunas de ellas muy virulentas) no tardaron en llegar e hicieron centro principalmente en el nivel de juego y en la pretensión de ser un seleccionado tucumano.

"Antes que nada, se debe saber que este equipo utiliza la camiseta gris, no la naranja. Sabemos que eso le molestaría a mucha gente. Además, tenemos en claro que el objetivo del Seleccionado Desarrollo no es representar a Tucumán, sino ayudar al crecimiento del rugby del interior. Y podemos asegurar que lo está haciendo", ejerce su derecho a réplica Ruffino.

Según cuenta, los aspectos positivos fueron múltiples: favoreció el diálogo entre los dirigentes, entrenadores y jugadores de los distintos clubes; permitió regularizar muchas situaciones (por ejemplo, un jugador no podía ser convocado si no estaba debidamente inscripto) y generó mucho entusiasmo en el público.

Cada vez que el equipo jugó, lo acompañó una multitud. Eso sin contar, por supuesto, la natural motivación de poder integrar un equipo de elegidos.

Pero detrás de todo eso hay algo mucho más importante, y es Rubino el que lo resume: "muchos chicos que conocieron el rugby hace poco pudieron asimilar ciertos valores que hacen a su verdadero espíritu: la amistad, la solidaridad, la disciplina. Algún día muchos de ellos serán entrenadores o dirigentes de sus clubes, y es necesario que conozcan esos valores para hacer un buen trabajo".