La sesión del miércoles termina siendo un banco de pruebas. Social Lastenia, el campeón liguista y futuro soñador en el Torneo del Interior, es invitado al laboratorio de Atlético, en el Monumental. Hay una idea, un 11 ideal casi cocinado por Ricardo Rodríguez que piensa en Gimnasia (J) tanto como en el futuro: en superar al "lobo" y luego, si todo sale bien, encarar en el clásico copero contra San Martín. "El sueño de varios", decían en las tribunas. Los hinchas, que llenaron varios de los sectores habilitados en el "José Fierro", tienen fe, confían en que el 3 a 1 de ayer es un paso, el primero de muchos positivos que dará el "decano" en esta temporada caliente.

Y así, como le dedicaron canciones al enemigo de toda la vida, alentaron y aplaudieron cada movimiento de sus titulares. La bomba anímica que llegó de afuera parece haber motivado, porque no bien terminó de regular sensaciones, "Pulguita" marcó el gol al ejecutar un penal cometido a Matías Ballini. Antes de los 10 minutos de los 45 que jugaron los primeros equipos de cada club, Atlético había sentado las bases de su superioridad. Bustamante, recostado por la derecha, enloqueció por ese carril. Avisó con un tiro en el palo y luego convenció al aplausómetro con una buena definición de zurda y cruzada, para el 2-0.

Medio gol debería ser de Ballini. "Bayo" se tomó el laburo de achicar casi en el área grande de la visita y provocar el error que Bustamante cambió por felicidad propia. Si el anfitrión se lo proponía, el visitante quedaba colgado.

La sinfonía del "decano" a veces perdía la melodía, pero solo porque regulaba. Por eso, el 3 a 0 de Méndez fue como un ansiolítico para el grupo. Gran gambeta de Barrado, gran definición de "Demonio". A los 23', la cosa estaba sentenciada. Y llegó la bajada de guardia antes de pisar los 30'. Ello le costó un enojo a los de abajo tras la gran asistencia de Lubo, porque esa asistencia salió de otro amigo de "la gloria" convertida en un buscapié que Belluscio transformó en el 1-3 final.

La buena vibra de ese lapso sirvió de empujón para que los suplentes salieran motivados. Les costó al inicio; hubo descoordinación y falta de tacto. Pero Almerares acomodó los tantos y Argañaraz lo finiquitó con un 2-0 justo y confortable.