- Pasado y presente.- En San Antonio, Leales, la mayoría de los pobladores usa el sulky para movilizarse. No obstante, por las calles empedradas se ven cada vez más motocicletas. La mayoría de las familias que habita en esta localidad tiene problemas para trasladarse porque el colectivo no llega hasta ahí. Por eso, muchos de ellos ahorran unos pesos por mes e invierten en la moto.

- Sin promesas.- Hasta las actividades religiosas se ven afectadas por la crecida del río Salí en verano, cuentan los vecinos de San Antonio. Se quejan porque no pueden ir a misa ni a rezar en las iglesias de Simoca. Carla Ponce reniega porque muchas veces necesita hacerle una promesa a la Virgen y no puede, relató.

- Planes.- La mayoría de los habitantes de San Antonio son cosecheros de limón cobran planes interzafra. Para acceder a ese beneficio deben cruzar el río nadando, ya que acceden al dinero de ese plan en Simoca.

- El camping
.- El camping de San Antonio tiene casi 100 metros de extensión y es muy aprovechado por los pescadores, que llegan desde distintos puntos de la provincia. Para las familias de la zona, esta suele ser una fuente de trabajo: les cobran por el uso del camping y les venden algunas provisiones.

- Poco movimiento
.- "Muchas veces intentamos vender nuestros productos en la Villa de Leales, pero no tuvimos éxito porque no hay el movimiento de gente y turistas que sí tiene Simoca", relató Marta Gómez (foto al medio).

- El futuro.- Los jóvenes de San Antonio deben caminar siete kilómetros todos los días para asistir a la escuela secundaria que funciona en Leales. Cuando terminan este nivel no tienen más opción que seguir sus estudios en la capital. Pero la mayoría no lo hace. Queda desempleado o busca hacer "changas" en la zona. Muchos de ellos podrían hacer un terciario en Simoca, reclaman los padres.