SANTIAGO DE CHILE.- El quinto rally Dakar conquistado hoy en motos por Cyril Despres completa con éxito la transformación que el fenomenal piloto francés, de 39 años, había comenzado tiempo atrás para adaptarse a la competencia sobre las pistas sudamericanas.
Figura indiscutida del Dakar en motos durante la última década, el piloto nacido en Fontainbleu, en las afueras de París, recorrió un largo y esforzado camino deportivo desde que se hizo de su primera máquina de 80 cm3 a los 13 años.
Despres llegó al rally en el 2000, cuando se disputaba en tierras africanas, y terminó 16° y 2° en su clase, con una Honda XR 400, pero desde que llegó al podio en 2003 nunca más se bajó.
A los 27 años, el francés fue revelación en el Dakar 2001, cuando ganó su primera etapa, y en 2005 llegó su primer título, también con KTM. Una lesión en el hombro lo postergó en 2006, pero al año siguiente volvió a ganarlo, al igual que en 2010 y en 2012 ya en Sudamérica.
Hace dos años, Despres cambió totalmente su preparación para el Dakar sudamericano. Varió los terrenos en los que se entrenó y compitió durante el año previo para adaptarse mejor a estos nuevos escenarios, una estrategia que le dio muchos resultados.
Sin embargo, ni él ni todo el mundo Dakar hubieran esperado que otro previsible título de Despres llegara sin un mano a mano con el rival con el que animó la categoría durante los últimos años, el catalán Marc Coma, tres veces ganador.
Despres, con el invalorable apoyo de su mochilero portugués Ruben Faria –“debe largarse a volar con sus propias alas”, dijo hoy-, terminó compitiendo contra las arenas y piedras de Perú, Argentina y Chile, como es habitual en un Dakar, pero en ausencia de Coma prácticamente corrió contra sí mismo.
La gran paridad del segundo lote, media docena de pilotos repartiéndose triunfos de etapa, lo favoreció y ni siquiera el gran envión final del chileno Francisco “Chaleco” López alcanzó para recrear un poco de sus batallas contra Coma.
Hoy, apenas llegado a la meta, recordó: "Tantas horas de trabajo, solo en casa, durante seis meses. Cuando llegás a la meta, ahí comprobás que todo ha sido bien hecho por el equipo".
"Nunca podemos usar la palabra fácil en el Dakar. Pero esto se lo dedico a las mujeres que padecen cáncer, porque mi lucha comparada con la de ellas no es nada”, reconoció.
Luego, dio por seguro que correría otro Dakar y aceleró su moto para ir al encuentro de sus compañeros de KTM. Un auténtico Despres. (Télam)