Este es un año de elecciones presidenciales en Chile. Ellas tendrán lugar el 17 de noviembre, y serán las primeras de la historia en las que el voto de los ciudadanos para elegir a su Presidente será voluntario, en lugar de obligatorio como era tradicional. Sebastián Piñera no intenta maniobrar -de ninguna manera- para tratar de buscar la posibilidad de su reelección, separándose así -correctamente- de la fea enfermedad del "continuismo" que padece la mayoría de los políticos regionales, que apuntan contra las reglas, la historia, los principios y hasta los preceptos cuando de satisfacer sus apetitos de poder se trata. Una vez más, Chile (en este caso, Piñera) muestra madurez.

No obstante, políticamente las cosas no lucen nada bien para la derecha chilena. En rigor, parecería difícil que pudiera retener el poder que hoy detenta.

Los números son realmente duros para ellos. La ex presidente Michelle Bachelet, desde el socialismo, obtiene nada menos que el 54% de intención de voto. Rotundo, aunque no definitivo. Lejos, aparecen los candidatos de centro: Laurence Golborne, con un interesante 15%; y Andrés Allamand, con el 7%, pero -como ocurre asimismo con Golborne- en lento ascenso. Del lado de la izquierda, el progresista y rebelde (pero populista) Marco Enríquez Ominami tiene el 5%. Estas son las cifras de la reciente encuesta realizada por el reconocido Centro de Estudios Públicos, dadas a conocer hace pocos días.

Cuando la pregunta es parecida, esto es cuando se pregunta por a quien quisiera Ud. ver en la Presidencia de Chile, el 48% responde que a Bachelet; el 11% prefiere, en cambio, a Golborne; y Allamand -menos carismático que los dos nombrados- recoge apenas el 5% de las respuestas.

Finalmente, cuando la pregunta es ¿quién está preparado para ser presidente de Chile?, el 80% contesta Bachelet; pero el 40% afirma que Golborne también lo está. Al tiempo de preguntar por la confianza que inspiran los candidatos, los guarismos bajan algo respecto de Bachelet y se mantienen para Golborne.

Si las cosas no cambian, tanto Bachelet como Golborne se impondrían en sus respectivas primarias, si en su momento decidieran participar en ellas. En la Concertación Democrática -por ahora- Bachelet simplemente no tiene rivales de fuste. Ni Andrés Velasco ni ningún otro posible candidato, mueven el amperímetro. Y esto difícilmente se modifique.

En la Coalición por el Cambio (esto es en el oficialismo), Golborne supera muy ampliamente a Allamand. Pero nada está dicho aún. Habrá que esperar. El año va a ser interesante del otro lado de los Andes.