MIAMI.- Miami aguarda, con expectativa y escepticismo, los resultados de la reforma migratoria que entraron ayer en vigor en Cuba, cuyo impacto dependerá también de la respuesta de Estados Unidos. "Aunque no permite libertad absoluta de movimientos, va en la dirección correcta", aseguró Jorge Duany, director del Instituto de Investigaciones Cubanas (IIC), de la Universidad Internacional de la Florida, Estado donde se congrega a la mayor cantidad de emigrantes cubanos. Pese al optimismo, prefiere la cautela hasta ver "cómo se implantan las medidas, quién puede salir, bajo qué condiciones y por cuánto tiempo, y quién puede entrar" a la isla.
En Little Havana, el barrio de Miami que congrega a gran parte de los exiliados. "Es un cuento, no van a hacer nada", afirmó Ramón González, al salir del restaurante Versalles, lugar que se define como "centro patriótico y cultural del exilio". "Estados Unidos no quiere a más cubanos aquí", sostuvo Francisco Gil, que pide más al país en el que lleva 34 años. "Si tienen corazón, deberían cambiar la Ley de Ajuste (cubano), que tantos muertos ahogados ha provocado", reclamó. Es que la respuesta que den los legisladores norteamericanos en Washington medirá el impacto de la reforma del Gobierno de Raúl Castro.
Duany advirtió: "no anticipo una salida masiva a EEUU, porque que se flexibilicen los requisitos para salir no quiere decir que se otorgarán visas de emigrante o de visitante a quienes las pidan; un cambio abrupto en los patrones migratorios cubanos podría incidir en una política pública revisada hacia la inmigración cubana". Agregó que la medida "permitiría que muchos cubanos se muevan de manera circular entre Cuba y EEUU".
Por el contrario, podría incidir en España, país que no exige visado. Además, según la embajada española en La Habana, unos 102.000 cubanos tienen actualmente un pasaporte español.