Para unos, la jornada de descanso fue la oportunidad de acumular horas de sueño y recargar energías para afrontar la segunda mitad de la carrera. Para otros (asistentes sobre todo), fue la excusa perfecta para dejar de lado tantos días en la soledad del desierto y tantas noches en el encierro del vivac. En las primeras horas del domingo, el ambiente nocturno tucumano se llenó en un santiamén de rusos, polacos, franceses, alemanes, kazajos y demás. Los más audaces se escaparon hacia boliches alejados, mientras que otros prefirieron salir a tomar algo en las inmediaciones del hipódromo. Finalmente, estuvieron los que decidieron trasnochar en el mismo vivac, comiendo, bebiendo y escuchando música bajo los aleros de las carpas. LG Deportiva recorrió el campamento de madrugada.