Ampimpa se cubría de nubes y la lluvia se empecinaba en arruinar la fiesta. Una veintena de almas se agolpaban cerca del asfalto. La curva del observatorio astronómico era un lugar perfecto. Los fanáticos se acercaban a centímetros de los bólidos del raid más famoso del mundo y con sus cámaras trataban captar el momento exacto. Era un espectáculo. Las maniobras de los pilotos iban al filo. Las suspensiones de las máquinas presionaban las cubiertas contra el suelo y el chirrido de las gomas que giraban presurosas sobre el asfalto negro despertaban la adrenalina. Los pilotos le ponían pimienta y algunos se detuvieron para las fotos de los fanáticos que los esperaron todo el día. Todos vivieron un instante internacional, que degustaron con un sabroso sabor de para siempre.
Ampimpa para siempre
FERVOR POPULAR. Fanáticos celebran el paso de los pilotos en Ampimpa.