Ninguno de ellos se ha sentado en los modernos sillones del actual edificio de la Legislatura. Sin embargo, alguna vez alzaron la mano para sancionar o rechazar proyectos en el viejo recinto, ubicado en la primera cuadra de la calle Rivadavia. Por eso, los ex parlamentarios saben de qué hablan cuando se les pregunta sobre los gastos sociales. Y, al ser consultados por LA GACETA, criticaron -en su mayoría- el uso que se les da hoy a esos recursos, que han subido en un 36% desde este mes.

"Es muy excesivo eso", afirmó el ex senador provincial Antonio Isaac Guerrero, quien pasó por el cuerpo legislativo entre 1985 y 1989. El peronista aseguró que, en su época, los fondos destinados a gastos sociales equivalían al 25% de la dieta. "Creo que están ocultando un aumento indirecto a la dieta. Al menos eso me parece", apuntó el experimentado dirigente.

Dos ítems
Los haberes de los legisladores tienen dos ítems. La dieta es la porción de los haberes parlamentarios equivalente al sueldo. Hoy, en mano, cada uno recibe unos $ 13.000, según fuentes consultadas por este diario. La segunda categoría de recursos es la de los gastos sociales, que les sirven a los titulares de las bancas para contratar personal (un asesor de despacho suele percibir unos $ 4.000 en mano) y para brindar ayudas sociales a quienes acuden a la Cámara. 

Con la llegada de enero, este último ítem ha crecido un 36%. No todos los parlamentarios reciben igual: los montos varían según las responsabilidades que tengan dentro de sus bloques políticos o de la propia Legislatura. Las cifras suelen ser resguardada en el mayor de los secretos. Según pudo averiguar LA GACETA, con esta actualización, a los legisladores que menos reciben les otorgan unos $ 50.000. Los mejores posicionados, cuentan en esos pasillos, alcanzarían sumas mayores a los $ 120.000.

El presidente del partido Pueblo Unido, Gumersindo Parajón, aseguró que durante su último paso por la Legislatura, entre 1999 y 2003, la dieta rondaba los $ 3.100 (de ese monto, según dice, $ 1.800 eran en negro, y él no los cobró sino hasta el final de su mandato para donarlos). Los fondos para gastos sociales, agregó, variaban de $ 8.000 a $ 10.000. "Yo daba conferencias de prensa todos los meses cuando disponía la entrega de este dinero (para ayuda) ante un escribano público", manifestó el veterano referente, que fue cinco veces legislador. Y pidió dejar constancia de que su salario como jubilado del Poder Judicial asciende a los $ 5.800. "Hay otros que no han terminado el primer mandato y ya están parados para toda la vida", fustigó. Y añadió: "en 2002, una periodista exigía conocer cuánto ganaban realmente los legisladores, y yo la llamé a mi despacho y le mostré todos los números; hoy, esa mujer está en la Legislatura, y yo quisiera saber cuánto gana como oficialista y como jefa de comisión". Rodolfo Succar, referente del Partido Socialista en Tucumán y parlamentario provincial entre 1999 y 2003, recordó que se había integrado una comisión en la Cámara para tratar de lograr transparencia con la rendición de gastos. "Siempre insistí en que el Poder Legislativo no es para ayudas sociales, sino para legislar. El PE, a través del Ministerio de Desarrollo Social, debe dar estas soluciones", marcó.

Y recordó que los fondos que percibía por este concepto "no alcanzaban". "Todavía guardo los resúmenes donde consta que, si nos excedíamos con el uso de los teléfonos, nos descontaban. Era muy limitado", dijo. Esteban Jerez, quien pasó por la Cámara entre 2007 y 2011, recordó que en sus comienzos obtenía una dieta de $ 3.000, por su labor parlamentaria, más unos $ 12.000 para gastos sociales. Y detalló que se realizaba una rendición de cuentas "elástica" respecto a estos fondos. "Nunca he sabido lo que manejaban los otros. Se decía, por publicaciones periodísticas, que algunos cobraban unos $ 40.000 para gastos sociales. Yo nunca he llegado a esa suma", expresó el ex fiscal Anticorrupción.