Un enigma que salta de escenario a escenario. Una película que encaja a la perfección del rating porque su trama vive del nervio, lo sobrenatural y de la falta de respuestas hasta un final que parece infinito. Mientras el encuentro con los dos cuidas de la cancha de San Martín entraba en climax, uno de ellos, Eduardo Quiroga, el más viejo, pero el más joven en unirse a la seguridad nocturna, abre el juego puertas afuera. "Esa sombra apareció en Club Caja también".

Esas línea no dicen nada ahora, en un rato sí. Algunos describen a La sombra como la muerte misma. Otros no saben qué es. "Era grande, inmensa y tenía como una capucha", cuenta Jesús López, alias "Manzanita" y coequiper de Quiroga. "Una noche estábamos en el gimnasio con Quiroga viendo la tele. Estábamos los dos sentados. Quiroga perdido en la TV y yo, de repente, girando hacia el costado y viendo eso. No sé qué era. Pero era grande, negro; una sombra que sentía que me había atrapado; me había inmovilizado y no me dejaba mover ni decirle nada a Quiroga. Ese día sí sentí miedo".

Quiroga asegura que a los policías de Club Caja también se les apareció La sombra.

El terror a veces se une a lo cómico, porque mientras cerca de las oficinas hablan de fardos de gaseosas saltarines (se mueven solos en el depósito), algunos juran haber visto en uno de los palcos a un señor de traje amarillo. Ni hablar del gato. "Cuentan que una vez saltó de la cancha hacia la Bolívar sin tocar nada... Nosotros lo vimos y nos rajamos después de que traspasó una pared y desapareció", jura López. Creer o reventar.