CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Benedicto XVI oró ayer por la paz en Medio Oriente, en especial en Siria, y advirtió contra los fundamentalismos religiosos en su tradicional Misa de Gallo en la basílica vaticana de San Pedro. Luego, el pontífice impartió en 65 idiomas la tradicional bendición navideña Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), desde el balcón que da a la plaza principal del Vaticano y ante decenas de miles de personas. "¡Feliz Navidad! Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, en las familias y en todos los pueblos", dijo en español.

En su homilía también citó a Líbano, Irak, Egipto y a otros pueblos árabes enfrascados en conflictos internos, y rechazó las afirmaciones según las cuales las religiones, especialmente las monoteístas, son las causas de la violencia y las guerras en el mundo. Sin embargo, reconoció que la "religión puede volverse corrupta", por lo que advirtió que "hay que estar alertas ante las distorsiones de lo sagrado".

Al hablar sobre Siria, Benedicto XVI pidió el fin de "un conflicto que no respeta ni siquiera a los enfermos y que cosecha víctimas inocentes", y realizó "un llamamiento para que cese el derramamiento de sangre, se faciliten las ayudas a los prófugos y desplazados, y se alcance una solución política al conflicto a través del diálogo". "Que la paz pueda surgir para la gente de Siria", imploró.

"Recemos por que israelíes y palestinos sean capaces de vivir en la paz de un solo Dios y en libertad", afirmó, en momentos de extrema tensión por la decisión de Israel de ampliar las edificaciones en los territorios ocupados de Jerusalén Este y Cisjordania (ver "Israel...").

"Hay que trabajar juntos"
El pontífice también se refirió a los países donde estalló la Primavera Árabe en 2011, "especialmente al amado país de Egipto", e instó a "los ciudadanos a trabajar juntos para construir sociedades fundadas en la justicia y el respeto a la libertad y dignidad de la persona". Pidió que "los cristianos en esos países, donde nació nuestra fe, sean capaces de continuar viviendo allí, que cristianos y musulmanes puedan construir sus países uno al lado del otro, en la paz de Dios".

La máxima autoridad de la Iglesia católica tuvo se refirió a la violencia en Mali, Nigeria, la República Democrática del Congo y Kenia, y llamó a Jesús a ayudar a gobernantes de América Latina "en su compromiso con el desarrollo y la lucha contra el crimen". También dedicó parte de su mensaje a la nueva conducción política en China, donde los católicos se encuentran divididos entre la iglesia administrada por el Gobierno y la clandestina, que es leal al Vaticano. (Reuters-DPA-Télam)