Una serie de episodios de saqueos, robos y destrozos a supermercados y a comercios con un lamentable saldo de dos muertos, heridos y una gran cantidad de detenidos ha conmocionado en las últimas horas a la Argentina. La autoría de estos hechos, la violencia inusitada de los asaltos y de varios intentos de ataques a las propiedades han generado un cuadro de tensión social como no se veía en mucho tiempo en la Argentina.
Ha sido en la ciudad de Rosario donde los sucesos han provocado dolor y tragedia, aunque en San Carlos de Bariloche, Posadas y en varias localidades del conurbano bonaerense los momentos de tensión vividos parecieron por unas horas que ese país de finales de 2001 reaparecía dramáticamente. Aunque esa comparación está lejos de reflejarse con lo vivido hasta ahora, lo cierto es que en estas horas la angustia, el pesar y la incertidumbre ganaron un espacio importante en la opinión pública de la Argentina. Personas encapuchadas o cubriéndose el rostro para evitar ser identificadas en sus incursiones a los supermercados, y efectivos policiales y de la Gendarmería Nacional desplegándose para reprimir, fueron las caras dolorosas de estas jornadas en las que gran parte de la población está volcada a celebrar la Navidad.
El Gobierno, a través de distintos voceros oficiales, ha culpado a sectores de la oposición por estos desmanes, y particularmente, le asignó responsabilidades en la organización de esos hechos al secretario general de la CGT disidente, Hugo Moyano. El jefe de Gabinete nacional, Juan Manuel Abal Medina, aseguró que "hay sectores interesados en que esto ocurra" y, entre ellos, mencionó a "sectores del gremio de Camioneros, Gastronómicos y de la Asociación de Trabajadores del Estado". El gobernador bonaerense, Daniel Scioli, aseguró que hubo delincuentes detrás de los asaltos y que deberán ir a la cárcel. El líder cegetista ha respondido que la Presidenta de la Nación está "desfasada" y que " la superaron los problemas". Para la Iglesia, que se expresó a través del presidente de la Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano (obispo de Gualeguaychú), detrás de los saqueos "hay una mano negra y "parecieron ser operativos organizados tendientes a instalar el descontrol social". Y políticos opositores marcaron que lo ocurrido es producto de la miseria que aún impera en buena parte de la geografía argentina.
Pero antes que las incriminaciones políticas, parece más razonable encontrar las causas que provocaron estas reacciones populares. Y en esa búsqueda, lo que correspondería averiguar es la verdadera situación en la que se encuentran los sectores más desprotegidos de la pirámide social. Es que en Bariloche y en Rosario hay áreas donde la marginación y la indigencia aún tienen cabida. Y en esa línea, todo parece indicar que esta Argentina que ha venido creciendo "a tasas chinas" (aunque 2012 muestra una disminución de ese ritmo) no ha logrado sostener y consolidar con desarrollo e inclusión un tiempo virtuoso de la economía. Una evidente falta de políticas sustentables aparece también en este horizonte. Entonces, habría que decir que en una primera línea de imprevisión política aparece el Gobierno nacional y los gobiernos provinciales ante este cuadro: no se resuelven las necesidades sociales extremas con reacciones represivas. La Justicia deberá investigar a fondo para identificar a los responsables de estos ataques a la propiedad que no pueden quedar impunes.