Un día muy especial. Con protagonistas de película, también particulares. Un escenario caliente, con público dividido -por que así están los días en el mundo Boca- (ver "Explotaron los hinchas") pero bien memorioso y agradecido. Con Palermo por primera vez de un lado, y con Schiavi por última vez del otro. Finalmente, ganó el "Flaco", aunque el "Titán" se quedó con lo suyo, un aliento merecidísimo.
El 2-1 "xeneize" sobre Godoy Cruz en la última jugada del partido casi que quedó de lado. Es más, sirvió sólo para que Rolando, el del 2 dorado en su espalda, dijera adiós con una sonrisa aún más gigante. Entre Caruzzo y Blandi (asistente y goleador) le permitieron al defensor de mil batallas, el que jugaba su último partido, retirarse a lo grande, cómo lo había soñado. "Me lo merezco", dijo antes de comenzar el encuentro, cuando el "Olé, olé, 'Flaco', 'Flaco'" bajaba de las tribunas.
Al toque, casi instantáneo, fue el clamor por el "Loco" inmortal, máximo goleador "xeneize" y técnico que, en la ocasión, fue el enemigo más querido, ovacionado por sobre el propio, porque los insultos a Falcioni también se hicieron escuchar. Como si en los bancos de suplentes las sillas de DT estuvieran intercambiadas. En fin, cosas del fútbol...
El amor por los ídolos fue el gran triunfo de Boca, que despidió a su último gran héroe en cancha. Es que a menos que un Tevez, por ejemplo, decida volver, el "xeneize" extrañará al histórico en el campo. El "Flaco" fue el último.
Habrá que esperar hasta que los Paredes o los Fernández (que convirtió su primer gol en la Primera) igualen o se acerquen a las grandes marcas. Pero no se pueden quejar, con Schiavi y Palermo, tuvieron de quién aprender.