Cuando aparece alguna duda, los números salen al rescate. Es que esas estadísticas, tan frías y y viles especuladoras, se vuelven amigables a la hora de elegir ver el vaso medio lleno entre tantas pálidas. En este caso, a San Martín le queda el chaleco, diría la popular, porque que a pesar de marchar cuarto en el Argentino A, se puede dar el lujo de encarar el duelo con Talleres con una sonrisa de oreja a oreja: en La Ciudadela no pierde con la "T" desde la temporada 95-96, cuando en la B Nacional el equipo cordobés le ganó 2 a 1.

¿Qué mejor que aguardar el último partido del año sabiendo que el censo va de su mano? A partir de aquella última caída, pasaron seis enfrentamientos, y hubo cinco triunfos tucumanos. La supremacía es evidente. Además, el equipo llegará entonado por la victoria conseguida anoche contra San Jorge, que le permite avanzar en la Copa Argentina.

Zambullida numérica
Al bucear por el historial entre "santos" y "tallarines", pasan por la calculadora 28 partidos jugados en total, contando Primera división, B Nacional y Argentino A. En ellos hubo 11 victorias para San Martín (que cosechó 29 goles a favor) y 10 de Talleres (que fue más goleador, con 34 conquistas). El resto fueron siete pardas.

Es claro, mano a mano, la ventaja del equipo que dirige Carlos Ramacciotti es mínima: apenas un triunfo más que el rival. Sin embargo, es a la hora de analizar las veladas en La Ciudadela cuando el "santo" infla el pecho y saca a relucir su estampa localista.

Allí, escenario que volverá a repetirse este domingo, se jugaron 14 partidos y en nueve el "santo" obtuvo la victoria. ¿Cantidad de goles convertidos? 20. También se registraron tres empates y en la cola del recuento aparecen las dos veces que la "T" pudo ser toro en rodeo ajeno (con ocho goles en su favor).

Porque el "santo" necesita cerrar el año en paz y porque, hasta aquí, de local mantiene el invicto (a pesar de que dejó escapar puntos en los empates que costaron la bronca de los hinchas ante Alumni y San Jorge), recibir a Talleres antes que finalice el año podría ser un buen augurio. Acrecienta las esperanzas juntar las estadísticas históricas con la de este 2012 en casa. Esa mezcla podría ser la fórmula perfecta para bajar el telón como más le gustaría y encarar el 2013 con nuevas energías, manteniéndose en la lucha de pelear por el ascenso sin bajarse nunca.