Philip Pullella - Reuters
CIUDAD DEL VATICANO.- Sucedió, pues, que en el octavo año del reinado del papa Benedicto XVI, algunos periódicos sensacionalistas y redes sociales decretaron que él había cancelado la Navidad. Un día después de la publicación del último libro del pontífice, "La infancia de Jesús", hace dos semanas, las autoridades vaticanas encontraron algunos titulares que no esperaban.
"El Papa aguafiestas acaba con las tradiciones del Belén navideño", se podía leer en el titular de un periódico, que decía que Benedicto XVI había destruido tradiciones como las de colocar animales en el Belén y los propios villancicos. "El Papa se dispone a destruir los mitos de la Navidad", dijo otro. Algunos blogs ya le han colgado el cartel de nuevo Grinch que roba las Navidades y uno lo situó en "la cabeza de la lista de los más gruñones de 2012".
Y entonces apareció el más categórico de todos los titulares en una página web: "El Papa prohíbe la Navidad". A poco menos de un mes de la festividad, otro problema de imagen para el Papa era lo último que necesitaba el Vaticano. Alarmado por algunos de estos titulares, el medio online de la Iglesia XT3 se sintió obligado a publicar una información que contrarrestara la cobertura del libro por parte de los medios. La tituló: "El Papa no ha prohibido la Navidad".
El motivo del escándalo es que, en el libro de 137 páginas, el Papa afirma un hecho: en el evangelio no "hay referencias" a la presencia de animales en el portal (de hecho, este fue posiblemente una cueva) en el que nació Jesús. Muchos blogueros hicieron un festín con esto, definiéndolo como el "bombazo número uno". Lo que algunos no tuvieron en cuenta se encontraba un par de frases más abajo. El jefe de la Iglesia afirmaba que, incluso hoy, "ningún Belén (pesebre) estaba completo sin el buey y el asno".
Benedicto XVI lo explica: la tradición del asno y del buey vino de la reflexión sobre las partes del Antiguo y del Nuevo Testamento. La iconografía cristiana adoptó estas figuras a comienzos de la historia de la Iglesia para mostrar que incluso los animales sabían que Jesús era el hijo de Dios. Mientras tanto, en la Plaza de San Pedro los operarios han comenzado a construir su tradicional portal de Belén, que se espera que tenga animales y ángeles cantarines.