BUENOS AIRES.- Un campeón no llega a serlo sin un goleador. El de Vélez fue Facundo Ferreyra que engañó a todos con esa jugada ante Boca en la que se perdió un gol cantado. Hizo creer al medio que aquella jugada resumiría su torneo pero tres goles de campeonato en los últimos dos partidos mostraron su verdadera imagen.

Algo similar sucedió con su carrera en este 2012: se fue al descenso con Banfield en la primera mitad del año y cuando todo parecía oscuro, fue transferido a Vélez. Ahora, con 11 goles, se transformó en la figura del "fortín" y en el goleador de la temporada. Ayer abrió y cerró el partido de manera impecable. "Le agradezco a (Ricardo) Gareca que me ayudó un montón. Peleamos todo el campeonato y finalmente pudimos conseguir el objetivo", dijo el hombre que pasó de Devoto a la gloria.

La rareza tiene antecedentes anclados a Tucumán: Juan Pablo Pereyra descendió con Atlético a mediados de 2010 y luego integró el plantel campeón de Estudiantes, a finales de ese año. Marcelo Quinteros, descendió con San Martín y luego se consagró en Banfield en 2009. La lección la aprendió "Chuky" que no sólo fue campeón: se convirtió en una pieza sin la que el equipo de Ricardo Gareca no lo hubiese logrado.