BUENOS AIRES.- Un llamado y un aviso, una cita y un adiós. Matías Almeyda dejó de ser técnico de River y todo se resolvió en apenas un par de horas, como si nada, luego de que el presidente Daniel Passarella le comunicara de una reunión anticipada, donde finalmente se resolvió que el "Pelado" diera un paso al costado.
"Dejé parte de mi vida por esta camiseta. Me consumí durante un año y medio", dijo Almeyda después de su última práctica y de despedirse de los jugadores a las apuradas. Los recuerdos que le pasaron por la cabeza fueron aquellos engendrados en plena B Nacional, donde su equipo no la pasó nada bien, porque regresar a Primera le costó mucho más de lo pensado. Pero todo eso no valió de nada para evitar que el "Kaiser" sacara la guillotina.Es que la partida del DT era de esperarse, lo que sorprendió fue el modo, el momento. De un día para el otro, River vivió la furia en su máxima expresión, soltándole la mano a un ídolo que no pasaba su mejor momento, pero que seguramente merecía otro trato.
"Lo importante es River, no Passarella ni yo, venimos debajo de este escudo. Lo que tuve que hablar lo hice con el presidente, no sirve que uno deje mierda y se vaya. Cuando uno se da cuenta que no sirve más, se va. Me voy orgulloso y ojalá pueda volver", dijo el "Pelado", intentando restarle dramatismo a una cuestión propia de telenovela. Y fue todavía más claro: "evidentemente, llegamos a una instancia que se complicaba trabajar de esta manera. Prioricé la paz".
Más nostálgico que peleador, Almeyda decidió tomar el camino más pacífico del infierno. Así se bancó una repentina despedida como quizás pocos lo hubieran hecho. (Especial)