BARCELONA.- Muchos catalanes se sienten diferentes del resto de España por su historia particular, su tradición cultural y su identidad lingüística. Hasta el siglo XII, la actual región autónoma del noreste, pegada a los Pirineos, estaba compuesta por varios condados que, como consecuencia de una alianza dinástica, pasaron a formar parte de la Corona de Aragón. Por su posterior unión con el reino de Castilla, se incorporó a Cataluña a la nación española nacida en 1492.
Las aspiraciones independentistas de una parte de la población fueron aplastadas el 11 de septiembre de 1714: las tropas del rey Felipe V tomaron Barcelona y anularon las instituciones soberanas. Por eso, en esa fecha se celebra todos los años en Cataluña la Diada, el día nacional.
En este 2012, se manifestaron en la segunda ciudad española unos dos millones de personas reclamando independencia, impulsados por la grave crisis económica y por el descontento derivado de su fuerte contribución tributaria a las arcas del Estado central. El nacionalismo catalán ha ido ganando cada vez más adeptos en los últimos años en la región más desarrollada económicamente del país, con una fuerte industrialización que comenzó en el siglo XIX, y con un papel vanguardista en los ámbitos de la ciencia y la tecnología.
Esta situación divide a los partidarios de la soberanía, que sostienen que una Cataluña separada de España sería un Estado económicamente viable; con los que cuestionan que a la región le beneficie económicamente su independencia. Si bien es cierto las exportaciones catalanas al exterior superan a las del resto de España, el intercambio regional resultó negativo en 2011 en casi U$S 71,5 millones por las elevadas importaciones. Mientras tanto, el intercambio comercial de Cataluña con España del año pasado fue favorable a la región en U$S 28.500 millones. Además, es la zona más endeudada del país: les debe a los acreedores casi U$S 57.000 millones, el 22% de su PIB.
Cataluña tiene 7,5 millones de habitantes, el 16% de la población española, en una superficie de 33.000 km2 (similar a la de Bélgica). El idioma catalán tiene estatus de lengua oficial junto con el castellano, pero su enseñanza estuvo prohibida en la larga dictadura de Francisco Franco (1939-1975), quien también anuló el Estatuto de Autonomía, recuperado tras la dictadura con la aprobación de la Constitución española de 1978.