La bomba fue un oasis en medio del desierto. Ese golazo de Lucas Bustos en el amanecer del duelo contra Libertad, fue casi lo único rescatable de un partido chato, en el que San Martín nunca encontró el rendimiento deseado.

El cordobés volvió a la titularidad y le dio a su equipo tres puntos que cotizan en bolsa de cara al futuro. Pero su felicidad no pudo ser completa. Después de un festejo esperado, Bustos sintió un fuerte dolor en el tendón de Aquiles de su pierna izquierda. La lesión lo obligó a dejar el campo, justo cuando más enchufado estaba. "Tengo sensaciones encontradas. Por un lado pude aportar el gol que le dio la victoria al equipo pero, lamentablemente, tuve que salir muy temprano por la lesión", afirmó el hombre que volvía a estar en una citación luego de cuatro partidos.

En un encuentro sin magia, donde encontrar dos pases seguidos era una quimera, Bustos sacudió la modorra de todos en La Ciudadela y clavó un gol de otra galaxia. Tomó una pelota en el borde del área, calibró la mira y pasó por caja. Luego se sinceró ante los micrófonos. "Apunté a ese palo. Aunque te digo la verdad: quise ponerla arriba, ja", le confió a LG Deportiva. "Lo importante es que sirvió para volver a la victoria. Nos habíamos quedado con bronca por el empate contra Guaraní y por eso, este triunfo llegó en el momento justo", sostuvo el lateral izquierdo.

El defensor firmó su segunda conquista en el torneo y eso lo pone feliz. Ambas sirvieron para que San Martín supere partidos chivos. Aunque él no piensa colgarse los pergaminos. "Estoy para sumar. Acá todos tenemos en claro que debemos aportar lo mejor de cada uno para el bien del equipo. Si San Martín gana, no importa quién meta los goles", expresó consciente que la victoria no debe obnubilar el horizonte. "Ganamos y punto. Seguimos sumando que es lo importante, pero sabemos que tenemos que mejorar en el juego que en esta oportunidad no fue el que todos deseamos", manifestó Bustos.

El "santo" sigue creciendo en el torneo, pero aún queda mucho por delante. En Bolívar y Pellegrini sólo quieren festejar al final del camino, por eso nadie piensa relajarse.