Se habló en las radios, en los bares, en las canchas, en las plazas, en todos lados; inclusive en las puertas de las iglesias. En el sur tucumano, todo el mundo habló ayer sobre la denuncia que apareció contra un cura de Monteros por abusos sexuales a menores.
El ex seminarista Alfredo Bazán habló con LA GACETA para recordar que hace 25 años, presentó una carpeta con las denuncias de seis adolescentes que fueron víctimas de abusos a manos del cura Carlos Robledo. Bazán precisó que esa carpeta se la presentó al entonces Obispo Jorge Arturo Meinvielle. Pero no obtuvo respuesta favorable y; por el contrario, hubo varias personas que lo exhortaron a que desistiera de seguir adelante con las denuncias, explicó Bazán.
La denuncia contra el cura Robledo sorprendió a todos, porque fue el sacerdote que ofició el casamiento de casi toda una generación de monterizos y que después bautizó a los hijos de estos. El padre Robledo había nacido en Aguilares, donde vivió con su familia hasta que ingresó al Seminario Mayor, donde se ordenó. Después, fue párroco de Nuestra Señora del Rosario, en la ciudad de Monteros hasta que el 17 de mayo de 2009, el pueblo monterizo despidió los restos del monseñor.
"La sensación que tenemos es de mucha sorpresa, porque parece que este caso del padre Justo José Ilarraz ha sido el detonante de muchas cosas", explicó ayer el legislador, Regino Racedo. El vecino de Monteros remarcó que se trata de un tema complejo en el que hay que tener prudencia, pero admitió que la denuncia de Bazán generó repercusiones. "Hay una acusación directa a un cura que estuvo mucho años acá (en referencia a Robledo). Y Fredy Bazán (el denunciante) es alguien muy vinculado a la iglesia, es un hombre que ha vivido muy vinculado y vivió este proceso desde adentro", dijo.
En silencio
El caso del padre Justo José Ilarraz parece haber destapado algunas cosas que estaban ocultas. Para colmo, cuando estalló el escándalo con denuncias en la provincia de Entre Ríos, el sacerdote cuestionado se fue de Monteros sin decir nada y todavía no aparece en público para rebatir esas denuncias.
Muchos fieles que suelen asistir a misa en la parroquia Sagrado Corazón expresaron, en voz baja, su dolor porque el padre Ilarraz no volvió a aparecer. "Hay gente que no le perdona eso", comentó una vecina cercana a las actividades de la catequesis.
Otro colaborador de la parroquia admitió que el cura Ilarraz mantiene contactos con algunas personas más cercanas por vía de mensajes de texto o e-mail. "Son personas de su confianza", señaló.
Los remezones siguen en la esfera de la iglesia: primero fue la denuncia contra Ilarraz; ahora contra monseñor Robledo. Algunos pobladores del sur creen que esto podría sacar a la luz otras cosas.