SANTIAGO DE CHILE, Chile.- Pasó un año desde que fueron rescatados de las profundidades de la tierra, pero las secuelas aún afectan a algunos de los mineros que estuvieron 51 días atrapados en una mina, en el desierto de Atacama. Es el caso de José Ojeda, autor del mensaje que confirmó que los 33 mineros enterrados a 700 metros de profundidad estaban vivos, y que está internado en una clínica psiquiátrica en Santiago de Chile.

La noticia la confirmó ayer a la agencia de noticias ANSA el médico psiquiatra, Rodrigo Gillibrand, quien dijo que Ojeda se encontraba con una "sintomatología crónica de estrés post traumático". Ojeda, el séptimo minero en ser rescatado el 12 de octubre de 2010, escribió el 22 de agosto con tinta roja en un papel: "Estamos bien en el refugio los 33", mensaje que recorrió el mundo en manos del presidente chileno, Sebastián Piñera.

"Esto fue una experiencia extrema de una gran intensidad", explicó ayer Gillibrand. Además, indicó, "lo que significó mediáticamente (más de 2.000 corresponsales de todo el mundo cubrieron la noticia), todo el accidente, el riesgo permanente de un nuevo derrumbe es una experiencia traumática".

Después de 17 días del derrumbe ocurrido el 5 de agosto de 2010, cuando quedaron atrapados 33 trabajadores de la mina San José de Copiapó (800 kilómetros al norte de Santiago), las esperanzas de encontrar vivos a los mineros disminuían dramáticamente.

El 22 de agosto, una de las sondas llegó hasta el taller donde estaban los mineros, quienes empezaron a golpear los tubos, lo que en la jerga minera significa que hay vida. Desde la superficie, los rescatistas contenían la emoción pero ignorando cuántos habían sobrevivido a la tragedia. La certeza de que estaban todos vivos llegó cuando una de las sondas traía un papel adosado con el emblemático texto de 33 caracteres. Habían estado 17 días a media cucharada de pescado en lata, medio vaso de leche y agua turbia que caía de las paredes. (Clarin.com)