Boca naufraga en el campeonato por su alarmante déficit de juego. Dos puntos sobre 12. Cuatro partidos sin victoria. Pero, por sobre la referencia estadística, está la incontrastable realidad de un equipo cada vez más plagado de dudas en sus líneas, sin chispa creativa y al que le cuesta una enormidad llegar al gol.

Falcioni probó con sangre joven y mandó a la cancha a Leandro Paredes y a Guillermo Fernández. Su equipo esbozó algo en el comienzo hasta que Román Martínez impuso su estampa en el medio y el dominio "auriazul" fue diluyéndose junto a la ilusión de que ambos equipos pudiesen ofrecer un encuentro con ciertos atractivos. La lluvia tampoco era buena aliada, pero ninguno rompió el molde e intentó asumir el protagonismo.

El "pincha" dispuso de la mejor ocasión en los albores del segundo tiempo con un disparo potente de Carrillo, que Orión echó al córner. El "xeneize", limitado en su repertorio ofensivo, casi encuentra un premio inesperado cuando Schunke quiso rechazar y la pelota golpeó el palo de Villar. Después, un derechazo de Sánchez Miño que dio la impresión de haber entrado y salió por poco, fue el último intento por romper el cero. Así está Boca hoy: no logra escapar a su penumbra futbolística.