MADRID.- Mariano Rajoy superó ayer la prueba de fuego de las elecciones autónomas anticipadas en Galicia y el País Vasco, en los primeros comicios en España tras la ola de recortes millonarios que está aplicando en un país pendiente de un rescate financiero que el jefe del Ejecutivo español ha tratado de evitar desde que hace 10 meses llegó a La Moncloa a base de meter tijera.

En Galicia, la tierra de Rajoy, en el noroeste del país, su Partido Popular (PP) no sólo mantendrá el gobierno regional con mayoría absoluta en el Parlamento gallego. Encabezado por Alberto Núñez Feijóo, jefe del Ejecutivo regional desde 2009, el partido conservador consiguió 41 de los 75 diputados de la cámara regional, tres más de los que tenía hasta ahora.

Los socialistas (PSG-PSOE), que aspiraban a evitar una mayoría absoluta del PP y pactar con los nacionalistas gallegos de izquierda un gobierno de coalición, obtuvieron 18 diputados, siete menos que en las elecciones de 2009.

En el País Vasco, en el norte, el PP retrocedió: obtuvo 10 diputados frente a los 13 de la legislatura anterior, pero allí, no tenía nada que perder. Las elecciones, las primeras sin ETA, que hace justo un año anunció el cese definitivo del terrorismo, se jugaban en clave nacionalista y de ellas sale un nuevo Parlamento vasco dominado por un eje nacionalista-independentista.

Ganó el Partido Nacionalista Vasco (PNV), con 27 diputados, y la coalición EH Bildu, en la que se integra la "izquierda abertzale" que antaño ejerció como brazo político del grupo armado, irrumpió con afán tras sucesivas ilegalizaciones, convirtiéndose con 21 diputados en la segunda fuerza política del País Vasco. Se hundieron los socialistas de Patxi López (PSE-PSOE), que en 2009 se convirtió gracias al apoyo parlamentario del PP en el primer jefe del Ejecutivo vasco no nacionalista. De 25 diputados pasaron a 16.

Las de Galicia eran las elecciones clave para Rajoy, con la popularidad hundida en las encuestas por sus ajustes, con protestas en las calles contra esos recortes y con la segunda huelga general contra su gobierno a la vuelta de la esquina, el 14 de noviembre.

Feijóo anticipó los comicios por miedo a una sangría de votos si se celebraban en marzo, cuando tocaba, por el rescate de España del que ya nadie duda y por los presupuestos gallegos para 2013, que serán los más austeros en la historia de Galicia.

La jugada salió bien y allí, Rajoy, Feijóo y el PP consiguieron romper el maleficio de la crisis económica, que en la Unión Europea (UE) se ha llevado por delante en las urnas a todos los partidos que han intentado combatirla desde el poder. (DPA)