En el plantel algunos la llaman la "manta corta". Esa que por momentos quiere cubrir el arco contrario de goles, pero que a la vez deja desprotegida la propia valla durante toda la noche. Con 16 goles a favor, Atlético comparte la primera posición de los equipos más goleadores de la temporada junto a Patronato. Incluso en Primera, sólo River supera a ambos con 19, aunque nueve de ellos llegaron en las dos últimas fechas. Con 17 en contra, el "decano" queda como el tercer conjunto más goleado de la tabla. Algunos de los defensores lo explican.
"Generalmente, te tapás arriba y te quedás y terminás con los pies destapados", explica Deivis Barone, quién estuvo en la defensa del equipo durante los 10 partidos del torneo. Desde ahí, ha observado como el porcentaje de llegadas en contra ha superado ciertos límites, según sus propias palabras. Pero todo tiene una explicación. "Es cierto que nos llegan mucho, pero somos un equipo que propone y que va al frente", dice.
Aparece, así, la primera y más fácil conclusión: desequilibrio. Hacer y recibir muchos goles. Llegar con facilidad, pero que te lleguen de la misma manera. Todo en abundantes cantidades, algo de lo que ya hablaba Ricardo Rodríguez luego del agónico triunfo sobre Merlo: "al 3 a 2 lo firmo en todos los partidos, olvidate. Ojalá sea así y sufriendo, o como sea".
Está claro que el 3-2 que quería era a favor y no en contra, como el del domingo, pero igualmente sirve para graficar su pensamiento. No importa cuantos golpes haya que recibir si se puede asestar uno más que el rival.
"Jugamos todo el tiempo al límite", dice el compañero de dupla de Barone, Líder Mármol, quién no parece decirlo como una crítica. "La efectividad de los equipos contra los que jugamos es muy alta y, además, están los árbitros", puntualiza.
Sí, a estas alturas el tema de los árbitros sigue presente. Y cómo olvidárselo. "Cuando llegué a mi casa tenía ganas de llorar", confesó el paraguayo. Aunque pensar en los errores que llevaron al equipo a recibir 11 goles en los últimos cuatro partidos puede ser una buena manera de distraerse.
"Siento que nos están cocinando lentamente y la cabeza no te deja de trabajar, pero no vamos a estar pendientes del árbitro ahora", dice Barone respecto de la elección a dedo a Pablo Díaz para el partido contra Huracán. "A los equipos que proponen, algo de esto les pasa", concluye "RR", tras la práctica de ayer.
Si sacáramos de la ecuación dos de los goles que no deberían haber sido cobrados, 14 no es una cifra que agrade a ningún entrenador si de tantos recibidos se trata. Más allá de los arbitrajes, y por más razón que tengan en el plantel, es hora de mover la famosa manta o añadirle algo de tela. Los de atrás lo van a agradecer.