La alarma se encendió el domingo. El enfrentamiento entre simpatizantes de Atlético Concepción en Aguilares fue un alerta que pocos escucharon. La Justicia, la Policía y los dirigentes de los "leones" miraron hacia otro lado. Cuando LA GACETA publicó la historia, desde Seguridad Deportiva se pidieron diferentes informes. La respuesta: no se había registrado ningún incidente.
¿Cómo terminó? Cuatro días después, un joven de 20 años perdió la vida en un enfrentamiento entre dos facciones de la barra del equipo bandeño. El sangriento episodio ocurrió nada menos que frente al estadio y, según el relato de los testigos, de milagro no hubo más víctimas.
Los investigadores, porque no tienen pruebas suficientes aún, no se animan a confirma cuáles fueron los orígenes del choque. Pero todas las hipótesis conducen a un mismo camino: la lucha por el poder de las tribunas. Las versiones, por ahora, son confusas. Algunos juran que se debió a una pelea por el reparto de las entradas que dan los directivos. Otros aseguran que la pelea se inició por una foto subida a Facebook.
Semejante locura derivó en una medida drástica. El partido que debían jugar los "leones" contra Zapla se suspendió por cuestiones de seguridad. Las autoridades saben que, en el código de los salvajes que habitan las tribunas, una muerte se paga con otra. Otra vez perdió el fútbol. LA GACETA ©