USO Y ABUSO.
- Es sabido que el uso de la voz en nuestra profesión es imprescindible; pero también hay que fortalecer el tema de la prevención aunque sea por nuestra cuenta (técnicas de respíración y modulación). Los docentes nos olvidamos de cuidar ese instrumento tan necesario, y muchas veces abusamos de ella, cuando gritamos. No es mi caso, pero es la realidad. Yo nunca he tenido problemas en ese sentido. Sería muy conveniente que las patologías derivadas del mal uso de la voz, fueran reconocidas como enfermedades laborales; de esa manera se podría hacer un buen tratamiento sin que la licencia de un docente perjudique a los alumnos y se consigan reemplazos rápidos (Marita Alvarez, maestra jardinera desde hace 16 años)
Función pasiva.
- No son pocos los casos de inasistencias por disfonías en las escuelas. No solo pasa a los maestros de grado o jardineros, también la sufren los profesores universitarios y secundarios. Tiene que ver con la falta de condiciones de infraestructura: aulas muy chicas, mayor población e indisciplina. Uno debe esforzarse para ser escuchados hasta por los alumnos que se sientan en los últimos pupitres. Conozco casos irreversibles que derivan en un cambio de funciones; es decir en cargos pasivos sin alumnos. (Marta Albornoz, docente secundaria, desde hace 23 años)
Licencias cortas.
- Cuando uno se enfrenta a alguna enfermedad de la voz debe cuidar de no agravar el problema. Mi médico me aconsejó dejar de hablar, y para eso hay que pedir licencia. Cuando son licencias cortas, las escuelas no tienen posibilidades de pedir un reemplazante; por lo tanto los chicos se quedan sin docentes. Estas problemáticas inciden directamente en la calidad educativa, mucho más que la cantidad de días de clases. (Elvira Olga Cudmani, mastra de grado desde hace 8 años )