MAL MOMENTO PARA LA SENADORA ROJKÉS.- La senadora Beatriz Rojkés de Alperovich volvió a soportar ayer un mal momento en la vía pública. Poco antes del mediodía, la tercera autoridad del país se sentó a tomar un café junto a sus colaboradores en el bar Tennessee, en Yerba Buena. Desde allí, la presidenta del PJ se trasladaría luego hacia la Casa de la Cultura de ese municipio, ya que tenía previsto presidir un acto institucional. Sin embargo, el respiro que buscó en el bar se disipó cuando una mujer se acercó a la mesa que ocupaba dentro del salón. "¡Usted es una ladrona! Devuelva lo que robó", dicen los ocasionales testigos que gritó la mujer. En silencio, Rojkés de Alperovich escuchó los alaridos. La mujer salió entonces del bar y, a partir de allí, las versiones sobre lo sucedido varían.
"INVITACIÓN CORDIAL", AUNQUE SIN DENUNCIA.- Algunos aseguran que el incidente quedó allí. Pero otras fuentes advierten que la denunciante salió de Tennessee y se dirigió a un banco cercano a efectuar un trámite. Hasta allí, sugieren, la siguieron dos policías, que la "invitaron" a efectuar una denuncia policial si es que contaba con pruebas para ratificar sus dichos. No obstante, según el relato, la mujer se negó rotundamente a acudir hacia la dependencia policial. De todas formas, el altercado no le impidió a Rojkés completar su agenda: compartió un evento junto al ex radical y actual funcionario yerbabuenense José Hugo Saab con estudiantes de ese municipio. De manera oficial, en la comisaría de Yerba Buena no ingresó ninguna denuncia, según constató LA GACETA. Aunque en las calles de la "Ciudad Jardín" todos comentaron ayer el episodio.
EL ANTECEDENTE DE LAS PASO.- No es la primera vez que la esposa del gobernador, José Alperovich, pasa por situaciones embarazosas. El 14 de agosto de 2011, cuando acompañó a su marido a votar en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), una mujer le gritó "ladrona". Aunque en esa ocasión, Rojkés sí respondió: "Hacé la denuncia porque a mí nadie me va a decir ladrona". De inmediato, y visiblemente molesta, la senadora subió a la combi oficial y todo quedó en el olvido.