CÓRDOBA.- La cita invitaba a soñar por una racha favorable durante varios años; por la ilusión de trepar a lo más alto y por el invicto firme en el torneo. Sin embargo, San Martín se quedó sin el pan y sin la torta. Talleres fue el más vivo de los dos. Después de un primer tiempo sufrido, supo imponer condiciones en el complemento y obtuvo un triunfo importante, esperanzador para lo que viene, por 2 a 0. El "santo", en cambio, se lamenta por todo lo perdido.
La "T" no se avivó de entrada de que su mejor carta en el campo es Gabriel Carabajal. El partido era suyo, pero el 10 no molestaba y entonces dejó despertar a la bestia. San Martín mudó el partido a los lados que quería con el juego de Juan Chanquía y Rubén Molina. Tuvo las más peligrosas con el aporte de Nicolás Roldán. El equipo de Carlos Ramacciotti se animaba, pero después quedaba en el camino. Así se fueron al descanso, esperando que todo se concrete en el complemento. Sin embargo, la regla no se dio.
El que entró enchufadísimo fue el rival. Talleres se lavó la cara y salió a comerse a un equipo que se fue cayendo con los minutos. San Martín pagó caro el juego al límite de la defensa. Tanto tentó lo peor que el puñal llegó directo al pecho. Albano Becica, que ingresó por un flojo Olego, fue la clave. Carabajal tomó la posta de una vez y cabeceó el balón que se metió en el arco y selló el 1 a 0. Tremenda jugada del "tallarín", que hizo explotar al "Mario Alberto Kempes".
Eso no fue lo peor. Héctor López repitió una vieja receta: se pasó de la raya, fue expulsado y dejó al equipo con 10 en un momento culmine por una chiquilinada. Ahí volvió a crecer el anfitrión, que armó la sentencia de la mano del histórico Javier Villarreal. Una corajeada del 5 terminó en las suelas de Carabajal que dejó solo a Gonzalo Klusener. Golazo. San Martín no tuvo idea para revertirlo. Y a la "T" le bastaba con lo conseguido.