Durante años, el caso se mantuvo oculto. Justo José Ilarraz llegó a Tucumán en 1995 y ejerció el sacerdocio los últimos siete años en la iglesia del barrio Ñuñorco, en Monteros. La confianza de los fieles de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús se hizo añicos, cuando se conoció que el cura fue denunciado ante las autoridades eclesiásticas de abusar de 50 niños de entre 12 y 14 años, que estudiaban en el Seminario de Paraná entre 1984 y 1992.
El periodista Daniel Enz, director de la revista "Análisis" de Entre Ríos (www.analisisdigital.com.ar), realizó una investigación y sacó a la luz el caso. Ilarraz había sido denunciado a principios de los 90 y el entonces arzobispo de Paraná (actualmente cardenal) Estanislao Karlic; y el actual arzobispo, Alberto Puíggari, recibieron las denuncias, pero no las trasladaron a la Justicia civil, sino que luego de un juicio diocesano Ilarraz viajó al Vaticano.
"Contención"
Los abusos denunciados hablan de al menos 50 víctimas, aunque se sospecha que podrían ser cerca de 80. En el Seminario de Paraná ingresaban niños que provenían, en su mayoría, de familias campesinas. Ilarraz era el encargado de recibirlos. Según la publicación, esta posición habría sido aprovechada por el sacerdote para abusar de los menores con la excusa de "contenerlos". A cambio de su silencio, les ofrecía privilegios, como golosinas y viajes al exterior, de acuerdo con lo que relataron las víctimas.
En 1993, según publicó la revista, se inició un juicio diocesano, donde declararon decenas de jóvenes que denunciaron abusos. Karlic y Puíggari, que en ese entonces era prefecto del Seminario Mayor, siguieron el caso. Ilarraz fue enviado al Vaticano por un año, donde escribió un trabajo sobre el futuro de los niños ("Los niños: nuevos misioneros para nuevos tiempos") y terminó su licenciatura en Misionología. Volvió al país en 1994, estuvo un año en Córdoba y luego fue destinado a esta provincia.
El arzobispo de Tucumán, Alfredo Zecca, fue consultado por LA GACETA y respondió -a través de su secretario- que no está al tanto del caso. El obispo José María Rossi, a cargo de la diócesis de Concepción (de la que depende Monteros), se encontraba en una reunión cada vez que este diario intentó contactarlo.
Puíggari admitió la gravedad de la situación y manifestó su malestar a través de un comunicado: "Las últimas noticias periodísticas reavivan nuestra profunda vergüenza e inmenso dolor por faltas gravísimas cometidas por uno de quienes deben servir a la vida moral del pueblo, con su ejemplo y enseñanza".
El procurador general del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, Jorge Amílcar García, decidió abrir una causa judicial y que la instrucción quede en manos del fiscal de Cámara Rafael Cotorruelo, quien hará un trabajo conjunto con otros fiscales.
"Nosotros estamos haciendo la investigación sin esperar la denuncia. Pero luego habrá que ver si los afectados deciden que se siga investigando o no. Allí ya entra en juego su privacidad", explicó el procurador.
Una carta
El abogado Jorge Muñoz habló de su defendido
"La publicación efectuada por el señor Daniel Enz (Entre Ríos) respecto a presuntos abusos cometidos por el sacerdote, carecen de toda veracidad y legitimidad. En primer lugar, porque no existe investigación penal en la cual se le haya atribuido al mismo a lo largo de sus 30 años de ejercicio sacerdotal, la comisión de los delitos que se mencionan en la nota realizada por el periódico "Análisis digital". Esta circunstancia, constituye una arbitraria intromisión en la faz personal del sacerdote, ya que la jurisdicción judicial fue dejada de lado por comentarios que carecen de todo asidero fáctico.
Por otro lado, y en referencia a la publicación en cuestión, cabe aclarar que el Padre Ilarraz nunca fue condenado a instalarse en el Vaticano como consecuencia de las presuntas acusaciones. Su permanencia allí, se debió a que el mismo fue a realizar la licenciatura en Misionología y no como un presunto castigo conforme lo señala la nota. Finalmente, quiero aclarar que el Padre se encuentra en licencia del ejercicio del ministerio desde hace un par de días, y no como lo mencionan las fuentes analizadas (desde hace un mes). Prueba de ello, es que el fin de semana pasado celebró la eucaristía en dos capillas de la ciudad de Monteros con plena normalidad. Como es obvio, ante semejantes acusaciones, el Padre Ilarraz se encuentra a disposición de las autoridades que requieran de su comparecencia, en las oportunidades que el Poder Judicial así lo requiera".
La investigación
Según la investigación del periodista Daniel Enz, Justo Ilarraz tenía 32 años cuando se hizo cargo del Seminario Menor, donde asistían niños de 12 a 14 años.
La primera denuncia la realizó en 1992 un joven que se resistió al abuso. "De aquí en más irás todos los días a la Capilla a pedir perdón", le dijo el cura.
Los curas Silvio Fariña y Alfonso Frank recibieron los numerosos testimonios de los abusos y cada uno de los jóvenes denunciantes firmó una declaración.