Joaquín Cavanna - DPA
LONDRES.- Sucedió hace ocho años, un 27 de agosto de 2004 en el que Argentina le dio al básquet estadounidense su primer cachetazo olímpico. El día en el que el "Dream Team" supo que a partir de entonces había que tomarse en serio en los Juegos ese mote. Ambos equipos jugarán hoy sus terceras semifinales olímpicas consecutivas y rememorarán recientes enfrentamientos.
Después de haber ganado la medalla de oro en Barcelona 92, Atlanta 96 y Sydney 2000, el básquet estadounidense decidió que podía prescindir de las máximas estrellas. Así, construyó planteles con jugadores de la segunda línea de la NBA para afrontar Mundiales y Juegos Olímpicos.
Hasta que apareció una generación comandada por Emanuel Ginóbili, Andrés Nocioni y Fabricio Oberto, que dio un puñetazo a la tradición. En el Mundial de Indianápolis 2002, Argentina se convirtió en la primera selección en derrotar a un equipo conformado por jugadores de la NBA.
Dos años más tarde, los "albicelestes" repitieron la proeza en Atenas 2004, cortaron la racha de tres títulos olímpicos consecutivos de Estados Unidos y se convirtieron en la cuarta nación en ganar el oro en el básquet de los Juegos. "Ya les ganamos dos veces en 10 años, ¿por qué no podemos pensar en volver a lograrlo?", se ilusionó Nocioni.
Para estos Juegos, Estados Unidos acudió con el que posiblemente sea el mejor equipo desde el "Dream Team I" y llega al choque con un favoritismo absoluto. Ambos equipos se enfrentaron en la primera fase en donde Estados Unidos sacó a relucir su poderío físico, faceta que precisamente llega al límite en Argentina.
Para los "albicelestes" conseguir la tercera medalla olímpica consecutiva, aunque sea de bronce, significará haber cumplido el objetivo. Para Estados Unidos, la única meta es ganar el oro número 14 en la especialidad. (DPA)