"A partir de la nota que salió en LA GACETA (el domingo 29 de julio), recibí algunos llamados de gente del barrio Obispo Piedrabuena que quiere vender su casa". Las palabras del agente inmobiliario Marcelo Stagnetto confirmaron la decisión de varios vecinos de abandonar el lugar donde vivieron durante años para escapar de los asaltos y los arrebatos.
La denuncia pública realizada por la familia Periotti avivó la paranoia entre los habitantes de la zona. "En las paradas de colectivos o cuando vas a algún negocio, siempre pasa algo. A todos nosotros nos robaron alguna vez", dijo Claudia Delgado, la jefa del hogar. Y agregó: "por eso decidimos irnos, por todos los robos; la última vez ya usaron un arma, no podemos esperar a ver cómo será la próxima".
Pero las declaraciones de los Periotti, ratificadas por muchos vecinos, también causaron un efecto negativo. "Siempre que hay este tipo de problemas a la gente le da un poco de miedo invertir. Actualmente cuesta que las operaciones se realicen con casas de esa zona", señaló Stagnetto, aunque consideró que todavía es prematuro evaluar si las propiedades se van a desvalorizar en el barrio como consecuencia de la inseguridad.
En su inmobiliaria, el empresario tiene cuatro propiedades para ofrecer en el Obispo Piedrabuena, pero aseguró que no es tan fácil venderlas. "Las personas que en algún momento estuvieron interesadas en comprar una casa en ese barrio se volvieron más reacias cuando se enteraron del problema y ahora buscan lugares más seguros", destacó.
Sin embargo, remarcó que esa es una postura que también adoptan los mismos vendedores. "Hay gente que llama para vender y después decide dar marcha atrás cuando la situación se calma un poco o cuando ven que hay otros barrios que son más inseguros todavía", aclaró Stagnetto. Esa visión del empresario pudo advertirse durante la reunión de la noche del lunes, cuando los vecinos expresaron sus esperanzas en que la situación mejore.