La búsqueda de nuevos materiales para desarrollar dispositivos electrónicos u optoelectrónicos se ha vuelto intensa. Y la política nacional que impulsa la producción local con una vuelta a la inversión en ciencia y tecnología ha facilitado el avance de los científicos argentinos. Es el caso del grupo de investigación Proyecto Nano, del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la UNT-Conicet. Allí vienen estudiando desde hace más de cinco años las técnicas y metodologías para fabricar nanohilos semiconductores y para realizar un estudio detallado de sus propiedades físicas.
Hace dos semanas, la prestigiosa editorial "Institute of Physics", de Londres, ha destacado en sus páginas de divulgación uno de los trabajos del equipo tucumano conformado por Nadia Vega, Gustavo Grinblat, Jorge Caram, Mónica Tirado y David Comedi. Acaba de ser editado en "Nanotechnology", una revista inglesa de alto impacto y especializada en la publicación de trabajos de investigación de todo el mundo en nanociencia y nanotecnología. En esas páginas se enfatiza el logro de Proyecto Nano en el desarrollo de una técnica para la fabricación de nanohilos de óxido de zinc, de tamaño y luminiscencia controlados.
Traducir la Física
"¿Qué es la nanotecnología? Se dice hoy que es lo que está revolucionando la tecnología en el siglo XXI. Así como en el siglo XX se habló de la microelectrónica y la revolución tecnológica de los semiconductores, hoy hablamos de la nanotecnología de semiconductores, que promete ser la nueva revolución tecnológica. A través de ella, nosotros conseguimos manipular átomos aislados y ponerlos en configuraciones que nos den las propiedades físicas que estamos buscando. Es una especie de artesanía que uno hace con los átomos y busca la forma de que se configuren como uno necesita", comentó Comedi (director del proyecto) a LA GACETA.
"En Tucumán estamos haciendo una forma de nanoestructuras que se llaman nanohilos (porque tiene formas de cables largos), que no se pueden ver a simple vista, ya que su diámetro se mide en el orden del nanómetro (un nanómetro es igual a una millonésima parte de un milímetro). Se los observa con un microscopio electrónico. ¡Por suerte tenemos uno en la provincia!", agregó Comedi, uno de los tantos científicos que fueron repatriados y que permanece en Tucumán desde 2006 (estudió en el Instituto Technion de Israel; luego fue docente en Brasil y en Canadá).
En una revolución
Según Nano Project, con la técnica desarrollada por ellos es posible producir -por ejemplo- una red de nanohilos interconectados entre sí, que forman una estructura ideal para la fabricación de sensores ultrasensibles de gases o de materiales biológicos de interés ambiental o médico. O si no, se puede sintetizar nanohilos luminiscentes aislados, actualmente muy buscados para el desarrollo de LEDs.
"Cuando los nanohilos entran en contacto con alguna molécula sus propiedades cambian drásticamente. Eso se puede usar como un principio para poder detectar pequeñas cantidades de moléculas en un medio biológico. Por ejemplo: una persona que aún no se enteró de que tiene cáncer, gracias a un sensor de nanohilos -en un principio- podría detectar actividad cancerígena tempranamente", explicó el físico.
El grupo de investigación destacó que el trabajo fue realizado en la Universidad Nacional de Tucumán con la colaboración de un grupo de investigadores de la Universidad McMaster, de Canadá.