Los deportistas suelen atribuir sus reacciones a "las pulsaciones" que viven durante un partido. Aunque hoy todos hablen y demonicen a David Nalbandian, el cordobés no es el primero al que se le salió la cadena dentro del court. Entre los últimos berrinches, sin olvidarnos de las actuaciones de John McEnroe y Andrea Agassi, podemos mencionar al mismísimo Roger Federer, al inefable Gastón Gaudio y el chipriota Marcos Baghdatis.

El suizo se puso nervioso en la final del US Open ante Juan Martín del Potro, luego de que le negaran un ojo de águila para revisar una jugada. Esa vez, la victoria correspondió al argentino. Este año, también frente al tandilense, le gritó a sus fans que se callaran en el momento más crítico del juego, que finalmente luego pudo torcer.

Siguiendo con la recopilación del sitio Minutouno.com, el "Gato" fue un abonado con sus habituales gritos e insultos hacia sí mismo. "¡Qué mal la estoy pasando!" es un sello del jugador que saltó a la gana después de vencer a Guillermo Coria en la final de Roland Garros.

Pero sin dudas, el que pelea con Nalbandian el primer puesto de los ataques de ira, al menos de este año, es Baghdatis, que duante el Abierto de Australia, el primer Grand Slam de la temporada, rompió cuatro raquetas molesto con su desempeño. Incluso llegó a destrozar un par que tenía dentro del bolso, con el embalaje de fábrica.

Por lo que se ve, los ataques de nervios no son nuevos entre los tenistas, que deberán revisar en sus agendas para concretar rápidamente una visita a sus analistas. LA GACETA ©