"En 60 años han pasado muchas cosas. Argentina es un país de discontinuidades y eso afecta en todos los aspectos". Raúl Torres Zuccardi, titular de la Cátedra de Urbanismo, alude a la discontinuidad técnica en materia de intervenciones urbanas planificadas.

El arquitecto destaca la impronta del Movimiento Moderno, que en Tucumán se posiciona antes que en el resto del país, y enumera los nombres de los maestros Sacriste, Zalba, Tedeschi, Caminos, Vivanco, Rogers, Calcaprina, Lepera, Onetto, y de algunos plásticos que enseñaban materias visuales en la incipiente escuela.

"En arquitectura hay una simplificación como hecho tangible, porque permite una relación directa con la gente, pero en materia de urbanismo las cosas son más complejas -distingue-. El Instituto de Urbanismo de la FAU siempre propuso ideas, nunca un plan completo. Los planes se hicieron con participación de arquitectos que habían actuado en la Facultad, como el plan de 1958 que hace Calcaprina".

"La Facultad tiene opiniones circunstanciales y ha participado en muchas oportunidades pero a través de problemas de ciertos ámbitos -expone-. Creo que de alguna manera ha influenciado el paisaje arquitectónico porque es el alma máter de los profesionales del medio, pero la influencia la ejerce mientras son estudiantes; no continúa en sus valores, y a la vez esos profesionales están sometidos a solicitaciones laborales: el ejemplo es Lomas de Tafí".

Torres Zuccardi alude a la misión de la cátedra: "en Planeamiento se estudian las condiciones que el mundo moderno le genera a la sociedad. El problema urbano está en un estado más allá de la crisis. La ciudad es un síndrome con una enorme cantidad de factores. Y es global. Tiene una cantidad de facetas que hay que atender a través del conocimiento científico, desde un punto de vista interdisciplinario, y la actuación de la sociedad frente a la ciudad debe ser integrada. No se reduce a una gestión unilateral y direccionada como sostiene el sistema gubernamental".