¿Qué pasaría si en un par de años acceder a internet fuera beneficio de unos pocos? ¿Qué pasaría si, de pronto, internet cierra sus puertas a nuevos usuarios para siempre? Aunque usted no lo crea, este escenario con tinte apocalíptico estuvo a punto de cumplirse. Sin embargo, una revolucionaria idea extendió la vida de la red de redes por muchas décadas más.

El salvador se llama IPV6, el nuevo protocolo que a partir de hoy rige en la red, y reemplazante del antiguo IPV4. Su función, explicado a grandes rasgos, es agregar cupos casi interminables a internet, de manera tal que nuevos usuarios puedan hacer uso de él por mucho tiempo más.

La conectividad en la web depende de direcciones IP, las cuales funcionan como identificadores de todo sitio o conexión. Sin ellas, sería imposible navegar, enviar correos electrónicos u otro tipo de acción que dependa de la red.

Quienes diseñaron el antiguo protocolo, pensaron que 4.294.967.296 direcciones IP eran suficientes. Esto se estaba volviendo un problema, ya que son cada vez más los usuarios y sitios web en el mundo que piden un lugar. El nuevo protocolo extiende esta cifra a 340 sextillones de direcciones, haciendo casi improbable su agotamiento.

IPV6 es, ni más ni menos, la salvación de internet, el mentor de su renacimiento. LA GACETA ©