Cuando Luis Lucena golpeó la puerta de su casa, Jorge Osvaldo Tobar volvió a ver a Daniel Verón, a quien conoció en su infancia, en Simoca. Lo que no pudo vislumbrar es que ese reencuentro le cambiaría la vida para siempre. Verón estaba buscando, desesperado, a su hija de 22 años que había desaparecido un par de días antes, el 3 de abril de 2002. Un mes más tarde, Tobar fue designado principal investigador de la causa, se metió en el mundo de la noche y el sexo en Tucumán, La Rioja y otras provincias, y se convirtió en uno de los primeros policías de Argentina especialistas en combatir la trata de personas.

El testimonio de Tobar era uno de los más esperados en el juicio por la desaparición de María de los Ángeles Verón. Ayer, el ex comisario comenzó con su extensa declaración, la que continuará hoy, a paritr de las 8.30. Además, se calcula que el testimonio puede durar toda la semana. Tobar contó cómo llegó a la causa, a través de Lucena. "Como amigo me interioricé sobre qué había pasado y acompañé a Verón en la búsqueda. Así es como empiezo a moverme dentro de la investigación", afirmó.

Según la declaración del ex policía, a Marita la buscaron en la Maternidad, en el barrio Gráfico II, y en la casa de sus amigas. "No había discutido con su familia ni con sus amigas. No encontrábamos lógica a lo que había pasado", manifestó Tobar.

Como "falopeada"

El primer dato sobre un posible paradero de Marita fue el de los vecinos de La Ramada y de Los Gutiérrez. Según explicó Tobar, fueron muchos los que dijeron que vieron a la joven deambular por la ruta, luego de ver la foto que les mostraban. "Todos decían que estaba como 'falopeada'. Lo mismo que los policías de La Ramada, que la habían levantado y la subieron a un colectivo, y se bajó en la terminal", comentó.

Sorprendentemente, dijo Tobar, los policías cambiaron su versión cuando declararon. "Dijeron que era otra chica, que estaba lúcida. Se pusieron de acuerdo para salvar su negligencia", remarcó.

A principios de mayo, la ya fallecida fiscala Joaquina Vermal designó a Tobar como instructor de la causa. A los pocos días, Verón le contó que había hablado con una prostituta, que le dijo que Marita estaba en La Rioja. "Le contó que la tuvieron dos días en Tucumán drogada en una casa y luego se la llevaron a La Rioja. La buscamos, dijo que se llamaba Silvia, y que a Marita la había levantado Gustavo "Taibo" Iñigo, que tiene un aguantadero. Me mostró el lugar, cerca de la terminal", comentó el ex comisario.

Cuando estaban preparándose para ir a La Rioja, llegó el dato de que a Marita la habían visto en El Chañar. Antes, ya la habían buscado en Villa Muñecas y en la zona del ex Arsenal Miguel de Azcuénaga, ante la declaración de testigos que dijeron haberla visto en una moto Honda C90 junto a un hombre.

Además indagaron sobre el llamado anónimo que decía que la habían secuestrado en la esquina de Santiago y Thames. Pero Tobar y Verón se preparaban para viajar a La Rioja, cuando el comisario Víctor Lisandro dijo que recibió el llamado de El Chañar. "El único que la había visto era un chico de ocho años. Era una pista plantada", aseguró.

En lo de "Liliana"

En su declaración Tobar mencionó a siete mujeres que le contaron que Marita estuvo en La Rioja, en los prostíbulos de "Liliana". Así le decían a Irma Lidia Medina, a quien le adjudican la propiedad de los burdeles "Candy", "Desafío" y "Candilejas". El ex comisario Tobar estuvo en esos tres prostíbulos, y describió qué rol cumplía cada uno de los imputados, y cómo funcionaban.

"Anahí me contó el maltrato que sufrían, y el sistema de multas que les imponían. Si no hacían un determinado número de pases por noche, las multaban", explicó el ex comisario. Candy y el Desafío estaban en un camino de tierra paralelo a la ruta 38. Eran los más lujosos de La Rioja, según Tobar. El Candilejas, ubicado a la vuelta de la casa de Medina, era más austero. A ese lo administraba Gonzalo Gómez.

"Una vez se dijo que a Marita la habían matado y que estaba en un sótano -remarcó Tobar, ante los jueces del tribunal-. Buscamos ese sótano, pero el juez Moreno no nos dejó seguir excavando. Creo que era en el Desafío", dijo.

Según describió, "Candilejas era de propiedad de Gonzalo Gómez y lo manejaba con su esposa Paola Ceballos. "Candy" era de Irma Medina y la encargada era María Azucena Márquez. José "Chenga" Gómez era el propietario de 'Desafío', pero el local era administrado por Humberto Juan DeRobertis -aseguró el ex policía- Mariana Bustos era esposa del 'Chenga' y tenía a algunas de las chicas en su casa. Carlos Luna era conocido como la mano derecha ejecutiva en otros aspectos de Medina. Y Paola Gaitán, esposa de Luna, daba alojamiento a mujeres de las whisquerías", describió Tobar.