En el año 2002, durante una evaluación institucional, los estudiantes de una escuela céntrica, pedían por escrito que no se venda más droga en la escuela. Los padres reaccionaron, y exigieron a las autoridades educativas custodia policial en los horarios de entrada y salida de clases. No hubo respuesta. Los que compran saben dónde se vende drogas. En otra oportunidad padres de alumnos de Alderetes y Banda del Río Salí denunciaron con nombre y apellido, lugares y horarios, sobre quiénes les vendían drogas a los alumnos. ¿Qué pasó? Nada. El Estado debe ser eficiente y creativo en sus programas de prevención, como en el caso de La Bombilla, donde se trabaja con orquesta y coro, como alternativa. Hay que darle a los alumnos opciones sanas que mejoren la calidad de vida en las escuelas, deporte, por ejemplo, y a los docentes, normativas claras que puedan cumplirse. El Ministerio de Educación debe sancionar las malas acciones para que nadie le pierda el respeto. Se rompió el principio de autoridad, y hay que recuperarlo urgente; para ello debe existir una política de Estado.