Son más de 250.000 estudiantes tucumanos los que llenan los pupitres del nivel medio. Tienen entre 13 y 17 años y muchas cosas en común, como los hábitos de consumo. Les gustan las redes sociales, las salidas nocturnas, la música. El uso de drogas también los retrata: porque están cada vez más cerca de las sustancias ilegales (la marihuana, la cocaína), y también de las legales (el alcohol).
La ingesta de estupefacientes entre los estudiantes de colegios secundarios se disparó en forma alarmante durante los últimos 10 años, según los resultados del estudio nacional de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar).
El trabajo muestra que el año pasado el 12% de los alumnos probaron drogas por lo menos una vez. Entre los alumnos de 17 años o más, el índice trepa al 20%. Es decir, que dos de cada diez alumnos salen del colegio secundario habiendo probado alguna droga prohibida.
Doble y triple
El consumo de marihuana se triplicó en una década. Y el otro dato alarmante: se duplicó el abuso de alcohol entre los estudiantes de nivel medio. El 63,4% de los estudiantes que reconoce haber tomado bebidas alcohólicas en el último mes bebió más de cinco vasos en una misma noche. En 2001, cuando se realizó el mismo relevamiento, sólo el 30% de los alumnos admitía que había abusado con la bebida. Y son las mujeres las que se emborrachan más que antes. Entre ellas, el abuso de alcohol se triplicó.
Este es el quinto sondeo a nivel nacional que cada dos años se realiza en el país. El nuevo informe revela que la tendencia en el aumento de consumo de las drogas ilegales se mantiene alta desde la primera evaluación oficial. En 2001 se había determinado que el 5,2% de los alumnos habían consumido sustancias prohibidas.
Además de las cifras, el trabajo permite conocer algunas pistas sobre los motivos que acercan a los chicos a elegir las drogas en vez de otra cosa. La baja percepción del riesgo sobre el uso de algunas sustancias, como por ejemplo la marihuana, y la elevada tolerancia social a su utilización forman parte de las explicaciones sobre el incremento de jóvenes que probaron estupefacientes, según los expertos.
Cada vez menos adolescentes consideran que el uso ocasional de marihuana conlleva un gran riesgo. El 21% considera como algo inocuo el consumo de esta sustancia, mientras que el 38% cree que es de bajo riesgo.
El consumo experimental de cocaína, pasta base y éxtasis, en cambio, es considerado de riesgo leve o moderado por la mayor proporción de estudiantes.
Uso y accesibilidad
El consumo también aumenta de la mano de la curiosidad y de una mayor accesibilidad a las sustancias. La relación entre el consumo y la facilidad para conseguir cada droga es muy evidente. Las drogas más utilizadas son las más fáciles de obtener. De hecho, según el relevamiento, el 38% de los estudiantes dijo que era muy sencillo conseguir marihuana (en 2009, el 25% de los estudiantes opinó que era sencillo comprar canabbis).
También les resulta fácil a dos de cada 10 adolescentes acceder a la cocaína y a las pastillas de éxtasis, de acuerdo con lo que consigna el informe de la Sedronar.
Los estudiantes creen, en su mayoría, que los chicos que se drogan lo hacen porque tienen problemas personales. Sin embargo, y a pesar de que eso dijó la mayoría de los alumnos, hubo otro importante grupo que sostuvo que lo hacían porque les da placer y se divierten.
Quienes están más expuestos al uso de sustancia, de acuerdo con la evaluación de los profesionales de la Sedronar, son los adolescentes que tienen entre 15 y 16 años. Los hombres siguen consumiendo más que ellas, una tendencia cada vez menos profunda pero aún perceptible. La bebida preferida por unos y otros es la cerveza, seguida por las bebidas fuertes (ron, whisky, vodka) y, en tercer lugar, el vino.
La encuesta midió también el grado de atención que le prestan los padres a sus hijos y cómo influye eso en el consumo de los chicos. Los resultados son clarísimos: Los estudiantes cuyos padres tienen actitudes de mayor atención y cuidado respecto de la vida de sus hijos, tienen una tasa de consumo de drogas ilegales del 4,4% frente al 52,7% de los hijos de padres que tienen actitudes de menor atención y cuidado. Y a medida que la protección aumenta, el consumo disminuye.
Las compañías
El uso de drogas también es superior entre los estudiantes que tienen amigos que consumen sustancias, de acuerdo al estudio. Sólo el 13,7% de los alumnos no tiene amigos que tomen regularmente (los fines de semana) alguna bebida alcohólica.
Vale todo. No hay límites. Ya no importa esconderse. Ni que sea pleno mediodía. Ni estar a pocos metros de la escuela. El objetivo: consumir para divertirse. La curiosidad los atrapa. De hecho, dos de cada 10 alumnos sienten deseos de probar alguna droga. Este es un dato más que alarmante si se tiene en cuenta que el 25,3% de los estudiantes ha recibido oferta para comprar o probar marihuana y a otro 10% le ofrecieron cocaína. A la lucha contra las drogas los cálculos se les van de las manos; no sólo porque las cifras muestran un claro aumento del consumo, sino porque cada vez se combinan más factores que multiplican las posibilidades de drogarse.