En el número 155 de una calle de Yerba Buena está la casa donde vivió uno de los grandes dibujantes argentinos. Pocos saben que en el nombre de esa calle -Universo- no se esconde el Aleph de Borges sino la memoria del artista tucumano. Nadie la llama Universo de Aurelio Salas, como es su verdadera denominación, porque los carteles señalizadores fueron destruidos. José Salas, sobrino del artista, explica que la falta de letreros ayuda a que se olvide la nomenclatura. Tampoco en los anuncios comerciales de un shopping instalado en el lugar se pone el nombre completo de la calle, sino solamente "Universo".
En noviembre se cumplen 20 años del fallecimiento del destacado dibujante. Por tal motivo, José Salas prepara una serie de actividades culturales. Proyecta una muestra homenaje, una nueva edición del Salón Nacional de Dibujo y la Segunda Feria Regional del NOA. "La primera se hizo en 2004, en la Fundación Lucci. Fueron cuatro días, hubo música, danza, y todos los artistas que expusieron vendieron sus obras -comentó-. Ahora estoy en busca de los patrocinadores para el salón nacional. También quisiera que me ayuden a convertir esta casa en un museo".
Salas sostiene que la obra de su tío muestra una técnica y un lenguaje plástico casi únicos. Pero su obra no ha tenido hasta ahora el reconocimiento que se merece en su provincia. "Hay alguna intención, como por ejemplo la declaración de interés municipal que emitió Yerba Buena hace dos años en el proyecto de hacer la casa museo -dijo Salas-. Pero hasta ahora no he podido lograr apoyo del Gobierno municipal para acondicionar la sala. Si se concreta, sería la primera casa museo de un artista tucumano".
El proyecto del museo supone un nuevo espacio para que expongan los artistas, para que los escritores presenten sus libros y se realicen distintas actividades culturales, que muchas veces no cuentan con lugar apropiado.
José Salas asumió la tarea de difusor y depositario de la obra de su tío, en razón de que el artista no se casó ni tuvo descendencia. "Era un hombre muy solitario, le pesaba mucho la soledad. Nosotros, desde chicos, por instrucciones de nuestro padre, que era su hermano mayor, teníamos la misión de acompañarlo -recordó-. Todos los sábados al mediodía teníamos que ir a prepararle el asado. Ahí me recibí de maestro asador. Concurrían escritores, músicos, poetas, artistas plásticos... A él se le hacía muy necesario estar rodeado de amigos con quienes charlar. En una ocasión fue invitado a dar un curso en La Sorbona (París), pero rechazó la oferta porque no quería dejar sola a su madre".
El año pasado, con el apoyo del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Salas llevó una muestra de cuatro artistas del NOA a Europa. Obras de Aurelio Salas, Roberto Koch, Donato Grima y Julio Villafañe recorrieron salas de España, Bélgica, Holanda y Francia. Dice que le llevó 15 años lograr que la Argentina descubra la obra de su tío, porque en vida nunca pudo exponer en Buenos Aires. "Recién 12 años después de su muerte se inauguró una muestra importante en el Museo Sívori -indicó-. Desde entonces, la obra ha venido recibiendo elogios de expertos argentinos y extranjeros, que coinciden en que está entre los mejores dibujantes del país y del mundo".
Los temas de su obra están relacionados, en gran parte, con las letras argentinas. Durante cuatro décadas ilustró LA GACETA Literaria. Hizo para el diario alrededor de 400 obras, para acompañar poemas y cuentos de grandes escritores como Alberto Girri, Ricardo Molinari, Leda Valladares, Alina Diaconú y muchos otros. Y sus obras tienen una carga emotiva muy fuerte, según su sobrino. "Un coleccionista me decía: che, pero ese cuadro es muy triste. Yo no lo colgaría en mi casa. Bueno, lo que pasa es que la gente quiere algo para decorar, que les haga juego con el living... Algo light. Pero la obra de Aurelio es fuerte, densa", remarcó.