Tiene varios méritos el director y guionista Joss Whedon, porque logró armar una historia entretenida a partir de la interacción de cuatro de los más famosos héroes de Marvel (Iron Man, Capitán América, Hulk y Thor) con dos nuevas figuras que seguramente pronto tendrán sus propios filmes como protagonistas (Viuda Negra y Ojo de Halcón). Si bien el interés del público estaba más que garantizado de antemano por la popularidad de los personajes, no era tarea fácil reunirlos y equilibrar las subtramas y el protagonismo de cada uno de ellos dentro de una historia coherente y capaz de mantener el interés del espectador a lo largo de casi dos horas y media de proyección. Whedon sale airoso del compromiso y logra redondear un relato en el que abundan las escenas de acción resueltas con gran espectacularidad y un notable despliegue de imágenes impactantes, aderezadas con toques de humor inteligentemente distribuidos a lo largo de la trama. Y además, el guionista y director se anima a "humanizar" un tanto a sus protagonistas, por lo que no duda en mostrarlos de a ratos como seres engreídos, egoístas, algo torpes y no siempre enfocados en la solución del problema que tienen entre manos.
El esquema argumental es simple y ya bastante transitado: hay que recuperar el Tesseract, un cubo capaz de generar una descomunal energía, que el malvado Loki (hermanastro del semidiós Thor) quiere utilizar para abrir un portal dimensional que permitirá el desembarco sobre la Tierra de un ejército invasor alienígena. Los seis superhéroes que conforman esta suerte de liga fantástica tendrán entonces que desbaratar los planes del villano; pero antes, deberán comprender que ninguno de ellos será capaz de llevar adelante la tarea en soledad.
El director no tiene que preocuparse por presentar a cada uno de los superhéroes; ya se sabe que son suficientemente conocidos por el público. Entra, entonces, de lleno en el relato, y pinta a cada uno de ellos desde una perspectiva bastante terrenal. En los chisporroteos que surgen por el choque de tamañas personalidades se encuentran algunos de los momentos humorísticamente más logrados (sobre todo los comentarios a cargo del siempre excéntrico Tony Stark - Iron Man, a cargo del eficiente Robert Downey, Jr). El resto es espectacularidad a escala industrial, efectos especiales que no dejan de sorprender (magnificados por el uso de la técnica del 3D) y alguna que otra bajada de línea política (sobre todo por parte del Capitán América) que hubiera dado material para varios volúmenes a Ariel Dorfman, aquel del setentista "Para leer al Pato Donald". Pero no es la intención del director ni de los productores poner el acento en este aspecto. El propósito está más que claro: entretener a la multitud de seguidores de los personajes de Marvel y, al mismo tiempo, inaugurar una nueva franquicia que, seguramente, convocará a multitudes en los cines de todo el planeta. El problema (menor, por cierto) es que, al menos en esta primera entrega, no se percibe un aporte de originalidad como para darle un giro refrescante al ya muy transitado tema de los superhéroes en el cine.