La pérdida del autoabastecimiento energético (en 2011 el déficit ascendió a U$S 3.000 millones y este año superaría los U$S 5.000 millones), sumado a la desobediencia de YPF en diciembre pasado cuando, saltando los controles, accedió al mercado de cambios para pagar la mitad de los dividendos, calzados contra el flujo de la deuda que contrajo el Grupo Petersen en 2008 para adquirir el 25% del capital accionario de YPF, justifican el giro radical de la política. Así lo indica el reporte mensual del Estudio Bein & Asociados.

De acuerdo con el trabajo dirigido por los economistas Miguel Bein y Marina Dal Poggetto, entre 2000 y 2007, previo al ingreso del socio local, YPF distribuyó dividendos por casi $ 20.000 millones, habiendo obtenido utilidades netas en el período 1999-2006 por poco más de $ 25.100 millones. De esta manera, la empresa remitió a Repsol, su accionista principal, en efectivo, alrededor de 80% de las utilidades contables del período.

Tras el ingreso del socio local en 2008, la política de dividendos se intensificó, en buena medida por la mencionada necesidad del Grupo Petersen, que iba en línea con el objetivo de Repsol de seguir reduciendo su exposición en Argentina (vendió un 17% adicional al mercado en 2011), indica el análisis al que accedió LA GACETA. Habiendo obtenido utilidades por $ 17.200 millones y repartido dividendos por $ 24.200 millones, el pay out ratio (parte de los beneficios de una compañía que se destina al pago de dividendo) fue de casi 140%. "En todo el período, el pay out ratio de la compañía fue de casi 105%, bien por encima del 30% que promediaron compañías similares en el mercado estadounidense en el mismo lapso", señala el informe.

El endeudamiento

El patrimonio neto de la empresa, medido en dólares corrientes, se redujo 41% desde 1999, 47% desde 2007. Esta caída, según el estudio Bein & Asociados, se explica en gran medida por el aumento en el endeudamiento de la compañía que en los últimos años estuvo concentrado en deuda de corto. Esta fue tomada, según los economistas, para hacerse de la caja requerida para pagar el abultado monto de los dividendos acordados. Entre 2010 y 2011, YPF incrementó su endeudamiento financiero y con proveedores en más de $10.500 millones.

De hecho -acota-, la necesidad de efectivo para afrontar el pago de utilidades, que por definición son contables, implicó un importante deterioro en la relación activo corriente/pasivo corriente, indicador que mide la capacidad de la compañía de afrontar sus deudas de corto plazo. Ese ratio pasó de 1,59 en 2007 a 0,65 en 2011, indicando que la compañía debe afrontar deudas de corto plazo superiores al activo disponible en el período. Cabe destacar que, a pesar de la foto que representa el balance, la compañía posee una importante capacidad de generación de efectivo, habiendo registrado una utilidad bruta (ventas menos costo de ventas) en 2011 por $ 14.765 millones.

El detonante

Más allá del deterioro en el balance de la compañía, el Estudio Bein & Asociados sostiene que la decisión se inscribe en el marco de la caída en la producción y las reservas de hidrocarburos en la última década, en un contexto de fuerte crecimiento del nivel de actividad y una política de precios internos ecléctica y elevadísimas retenciones a las exportaciones.

"Este hecho se dio en consonancia con una política que intenta priorizar el nivel de reservas internacionales de la economía, en un contexto de no acceso al crédito y de achicamiento del balance de divisas de la economía", puntualiza.

"Con una mirada que extiende el horizonte más allá de los próximos años, YPF posee gran parte de los yacimientos de hidrocarburos no convencionales del país, que convierten a la Argentina en el tercer país del mundo en reservas recuperables, según la Agencia Internacional de Energía", recuerda el informe. Aunque, sin embargo, no dispone del capital suficiente para extraerlos si no se consideran alianzas estratégicas y/o colocaciones de deuda.

Con pesos de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses) y/o del Banco Central (BCRA) no va a ser factible el salto en la producción requerido, amen de que el trade off entre rentabilidad y sostenimiento de los precios locales (antes de impuestos) por debajo de los internacionales va a requerir decisiones rápidas, remarca el diagnóstico privado.

En última instancia -indica-, el eje no está tanto en la propiedad pública o privada de la empresa, ni en la participación que finalmente tenga el Estado Nacional y los Gobiernos Provinciales productores (como figura en el proyecto de ley) o la totalidad, ni en el precio que el Gobierno finalmente pague por la participación de Repsol (pago que no se cumplimentaría en 2012 y seguramente tampoco en 2013).

"La cuestión está en la capacidad de la política de diseñar y ejecutar un plan de gestión para la empresa, en el marco de una política energética amplia y de señales de precios que canalicen recursos a la inversión en los pozos, y que permita revertir más de un lustro de caída en las reservas y la producción de hidrocarburos. No fue el objetivo en los últimos nueve años. ¿Lo será ahora?", finaliza el reporte.