PARÍS.- Los votantes de extrema derecha podrían decidir al próximo Presidente de Francia, después de que el porcentaje récord del 18% conseguido por el Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen en la primera ronda de las elecciones del domingo, remeció la carrera entre el socialista y favorito, François Hollande (obtuvo el 28,6% de los votos) y el mandatario conservador y candidato a la reelección, Nicolas Sarkozy (logró el 27,1%, según cifras oficiales). Estos dos últimos disputarán el balotaje el 6 de mayo. El izquierdista Jean-Luc Melenchon terminó en el cuarto puesto (11,1%), y el centrista François Bayrou, quinto (9,1%).
El logro de Le Pen reflejó el avance de los populistas euroescépticos en Europa, en la medida en que se profundiza el enfado de muchos ciudadanos por la austeridad, el desempleo y los rescates financieros que obligan al ajuste, en medio de la crisis de deuda de la zona euro.
La hija del ex soldado paracaidista Jean-Marie Le Pen le daría a sus votantes libertad de acción sobre a quién votar en mayo durante un mitin en honor a Juana de Arco, en el Día del Trabajado. Una encuesta publicada por Le Monde indica que el 48% de sus votantes apoyará a Sarkozy y que el 31% votará a Hollande.
El impopular Sarkozy tendrá que dividirse para atraer tanto a electores de la extrema derecha de Le Pen como del centro de Bayrou, pues necesita a ambos para ganarle a Hollande, quien lidera los sondeos con entre el 53% y el 56% para la última vuelta (suma a sus propios votantes otros de izquierda y centristas).
El resultado electoral preocupó ayer a los inversores, ya inquietos por la capacidad de los Gobiernos europeos de honrar sus deudas, y provocó una baja de los bonos franceses y de la cotización del euro. La Bolsa gala cayó el 2,83%.
También hubo repercusiones políticas en Europa, en especial por el crecimiento del FN. La canciller alemana, Ángela Merkel, consideró que ese avance es "preocupante" y volvió a anunciar su apoyo a Sarkozy, mientras que el responsable de la diplomacia de Luxemburgo, Jean Asselborn, culpó a Sarkozy del éxito de Le Pen. El ministro sueco de Relaciones Exteriores, Carl Bildt, reconoció estar "nervioso" por el resultado. "Me preocupa y no solamente por el caso de Francia", afirmó, en referencia a que los Demócratas de Suecia, partido heredero de una antigua formación neonazi, entraron en el Parlamento, y en Holanda, el partido xenófobo de Geert Wilders, consiguió hundir al Gobierno de Mark Rutte. La extrema derecha también es muy fuerte en Austria, Finlandia, Dinamarca, Suiza y Hungría.
Independientemente de quién se proclame vencedor, las instituciones europeas y diversos países de la región esperan que la retórica de la campaña electoral, a menudo muy crítica hacia la Unión Europea, suavice su tono en los próximos días. (Reuters-AFP-DPA-Télam)