"Ojo con lo que cuentan del gordo (Carlos) Luna. Más vale que no digan nada", les decía "doña Claudia" a las chicas de los prostíbulos. Unos minutos más tarde, un equipo policial cayó al local "Candy" con una orden de allanamiento, y se llevó a las mujeres que encontró allí a una dependencia policial.

Aquella madrugada del 25 de septiembre de 2003, Andrea R. dejó de ser "Barbie", como la habían bautizado sus captores, y recobró su identidad. No le hizo caso a la mujer que la amenazaba para que no contara la verdad, y a las pocas horas se reencontró con su madre, que al enterarse de que la habían hallado en La Rioja, se tomó el primer vuelo desde Capital Federal para buscarla.

El allanamiento se realizó por una denuncia contra Luna. Pero aún así, esa mañana, cuando declaró ante un juez riojano, Andrea habló por primera vez a la Justicia de María de los Ángeles "Marita" Verón, la joven con la que había acordado que la primera que escapara, buscaría a la familia de la otra.

Reticencia

El interrogatorio de ayer estuvo comandado, especialmente, por el abogado Roberto Flores, defensor de Gonzalo "Chenguita" Gómez, Carlos Luna y Paola Gaitán. El letrado le pidió precisiones a la testigo sobre lugares, fechas y horarios en los que realizó declaraciones durante la investigación, luego del rescate.

Muchas de las preguntas se encontraron con un tajante "no recuerdo" de Andrea R., por lo que Flores le pidió al tribunal que le llamara la atención a la joven. "Se muestra reticente a contestar", argumentó. Claramente, la estrategia del defensor estaba puesta en poner en duda un testimonio clave para la acusación, ya que la testigo declaró que vio a Marita en el prostíbulo "Candy", propiedad de Irma "La mamá Lili" Medina.

Andrea R. había contado que, cuando la castigaron por no querer atender a un cliente en el prostíbulo, la golpearon, le ataron las manos y la dejaron en la cocina. Allí fue cuando se le acercó la joven a la que identificó como Marita, quien le ayudó a aflojar el nudo en sus manos, que estaba ceñido.

Como la testigo afirmó que Marita siempre tuvo un bebé en sus brazos, Flores le pidió que explicara cómo hizo para ayudarla sin soltar al pequeño. "Yo tenía las manos atadas hacia adelante, se acercó Marita, vio que estaba llorando y que tenía cambiado el color de las muñecas. Con una mano metió del dedo por el medio de los nudos y aflojó la soga", explicó Andrea R.

Tuvieron que recurrir a la lectura de algunas partes de las declaraciones que las mujer realizó durante la investigación para tratar de refresacarle la memoria. "Si está escrito allí, lo debo haber dicho hace 10 años", dijo Andrea R., y agregó que no recordaba en este momento las precisiones que le pedían los abogados defensores. "No leí las declaraciones antes de venir, porque mi mamá guardó las copias que teníamos en el fondo de un cajón, como trató de hacer con mi pasado", explicó la joven.

Nuevo domicilio y charla en el hall

"¿Ya se mudaron?".- El juez Alberto Piedrabuena pidió a los defensores que informen si se había cumplido con la mudanza de los riojanos, que vivían en el mismo barrio de Susana Trimarco. Según Jorge Cáceres, los hermanos Gómez desocuparon ayer la casa, y al regresar el martes tendrán otro domicilio.

Limando asperezas.- Luego del cruce que tuvieron ayer dentro de la sala, los abogados José D'Antona, Jorge Cáceres y Roberto Flores charlaron en un cuarto intermedio para intentar calmar los ánimos, aunque el diálogo, al parecer, fue tenso.