La homofobia y los derechos civiles saltaron a la agenda política chilena en medio del debate en el Congreso de una ley contra la discriminación y la muerte del joven gay Daniel Zamudio, golpeado por supuestos neonazis. La polémica dividió filas en el oficialismo en un debate cruzado por las elecciones municipales del próximo octubre y las presidenciales de noviembre de 2013.
El presidente del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), Rolando Jiménez, pidió que la ley antidiscriminación lleve el nombre de Zamudio, al resaltar que su caso "se transformó en un símbolo de lo que no queremos para Chile". La discusión evoca la legalización de la vida en pareja homosexual en el año pasado, y está enmarcada en un debate mayor por temas morales, en un país donde la Iglesia católica es un habitual mediador de conflictos políticos y sociales.
De hecho, en las últimas semanas oficialismo y oposición quedaron divididos por la posibilidad de legalizar el aborto terapéutico en aquellos casos en que el feto es inviable. El presidente, Sebastián Piñera, que promovió la legalización de la vida en pareja, rechazó avanzar en una ley a favor del aborto terapéutico o en caso de violaciones. "Soy partidario de proteger la vida y la dignidad humana desde su concepción hasta la muerte natural", resumió el mandatario.
"La discusión sobre el aborto hay que darla más a fondo, pero el terapéutico es algo que hay legislar ahora", afirmó la dirigenta estudiantil Camila Vallejo, líder de las miles de protestas en 2011. Parece que aún tomará años llegar a una definición, en un país donde hasta hace poco el divorcio no existía y los niños nacidos fuera del matrimonio no tenían los mismos derechos que los nacidos dentro de él.