Un recipiente. Algo así como esos restos de santos que siguen produciendo milagros en la literatura después de muertos. La ensayista y crítica cultural Beatriz Sarlo propuso pensar en Jorge Luis Borges como "un lugar donde todo cabe". Anoche, en la conferencia que ofreció en la FET invitada por LA GACETA, la autora de Una modernidad periférica trazó un recorrido de más de medio siglo en el cual el autor de Ficciones fue creciendo hasta convertirse en el escritor universal que es hoy.
En ese recorrido, la escritora trazó paralelos entre Julio Cortázar y Borges, a quienes señaló como "dos lugares" de la literatura argentina que tuvieron protagonismo en tiempos diferentes. "Hay momentos en que Cortazar parece ir tomando la delantera; luego, oclusión de Cortazar y avance tumultuoso de Borges. El 'lugar Borges' como lugar periodístico, como lugar televisivo: Borges en todas partes, el lugar de las atribuciones. Todo el mundo quiere tener un Borges en su casa".
Sin embargo, destacó que la "huella Borges" dejó su impronta con mucha más proyección que la marca cortazariana. En se sentido, señaló esa "presencia" borgiana tanto en alguna producción de Juan José Saer como en la obra de Ricardo Piglia.
A su vez, cuando trazó el derrotero de Borges en su escala de legitimación cultural, marcó una paradoja: que el mejor Borges fue el que produjo hasta el año 1961. Sin embargo, recordó que el Borges público -el de las tapas de la revista Gente, el de la presencia en shows televisivos como Grandes valores del tango, el Borges de los libros de Diálogos- fue el Borges que ya se había quedado ciego. "Es ese Borges oral, que es intensamente citable. Es el lugar no ya de los textos de Borges, cuya lectura jamás es sencilla", remarcó la ensayista.
"Si Borges hubiera muerto en el 61, Borges sería Borges, su obra estaba completa, sus descubrimientos literarios estaban hechos. Borges tenía problemas para ser 'exportado', pese a que publicaba en la revista Sur. Pero tuvo muchas dificultades para salir de la Argentina: había algo en Borges que no terminaba de funcionar. Le faltaba latinoamericanismo, le faltaba color local. Borges era, en un punto, demasiado europeo. Y el latinoamericanismo de Borges es su criollismo: es una respiración del español del Río de la Plata", puntualizó Sarlo.
Francia y Contorno
Sin embargo, recordó que fue Michel Foucault, al haber incorporado una cita de Borges en una de sus obras, el que propició "el momento Borges" en Europa. La ensayita recordó que en la Argentina, en cambio, la revista Contorno (David Viñas, Noé Jitrik, León Rozitchner) "no lo reconoce a Borges, que en los años 50 estaba publicando lo mejor de su obra".
"Hay un momento en que eso cambia. En 1973, yo colaboraba con la revista Los Libros. Cuando llegué a la redacción, me dijeron que se estaba publicando un cuento de Borges. Pero yo me sorprendí, cuando vi que ponían una foto de Borges en la tapa. En la tapa de una revista en la que se publicaban coberturas de la reforma agraria de Perú, de Velasco Alvarado. Yo entré, y pregunté: ¿qué hacemos con esa foto de Borges? Ahí recién Borges estaba instalándose en todo el campo", recordó la escritora.
"Hoy, es todo lo contrario. Borges es un lugar adonde todo cabe. Así como una persona ignorante como yo decía 'qué hacemos con Borges en la tapa', hoy Borges es una especie de recipiente que va recibiendo el tributo de gente de todas las edades. Borges es el escritor universal. Hay pruebas de esto, y hoy quiero traerles esas pruebas, de esa especie de 'Borges lugar' en que todo lo valioso de la literatura se remite a Borges. Primera prueba: en 1938, editorial Losada publicó una traducción de La Metamorfosis, de Franz Kafka, hecha por Borges. La traducción era mediocre, pero, siendo Borges un lugar, nadie se animaba a cuestionarla. Hace muy poco, una bibliotecaria española simplemente cuidadosa de las fuentes encontró, en una edición de la Revista de occidente de 1924, la misma traducción, firmada por un ignoto traductor", reseñó.
En tren de mostrar cómo la "leyenda Borges" va más allá del texto, Sarlo contó una anécdota en la cual hasta la prestigiosa periodista mexicana Elena Poniatowska había caído en la trampa de atribuirle a Borges la paternidad de poemas que -como es el caso de Instantes- él no escribió, y que circula profusamente por internet. Tuvo que llegar algún crítico (en un artículo en Página/12) para que esa ficción quedara desmontada.
En su interpretación de la vigencia de Borges, afirmó: "Son como esas cenizas de los santos, que siguen produciendo. Nosotros conocemos literaturas que han hecho pivote sobre un escritor -pasó en la literatura inglesa con Shakepeare; y con la Divina Comedia en el caso de la literatura italiana-. No sé si Borges es el caso. La modernidad ya no produce ese tipo de escritor absoluto. Pero, por el momento, es lo más parecido".
Beatriz Sarlo: "la obra de Borges ya estaba completa en 1961"
La ensayista y crítica literaria Beatriz Sarlo inauguró ayer con una disertación sobre Borges el octavo ciclo de conferencias de LA GACETA.
DEFINICIÓN. La ensayista sostiene que luego de que el autor de "Ficciones" se queda ciego, se convierte en "un Borges oral, intensamente citable". LA GACETA / FOTO DE HECTOR PERALTA