LOS ANGELES, Estados Unidos.- Sorprendió a todos. El cineasta James Cameron se sumergió 11 kilómetros en la fosa de Las Marianas y la noticia rápidamente recorrió el mundo. Pero lo que llevó hasta allí al director fue una esfera tan estrecha que apenas pudo estirar las piernas.

El reforzamiento de esta cápsula fue la clave para su supervivencia y el éxito de la misión. La esfera contó con solo 109 centímetros de diámetro y un recubrimiento exterior de 6,4 centímetros de acero para soportar la presión de las profundidades.

Claro que contó con la mejor tecnología. Frente a él tuvo una pantalla digital que le ofreció las imágenes que captan las cámaras. La panorámica fue notablemente mejor que la que habría podido ver él por una ventanilla en el batiscafo.

A su alrededor tuvo todo tipo de dispositivos electrónicos, un mando que le permitió controlar los motores, y los indicadores de los niveles de oxígeno y dióxido de carbono.

La ventilación interna también fue clave y se le personalizaron los sistemas. Antes de bajar, los ingenieros midieron su consumo de oxígeno y prepararon el equipo para permitirle respirar durante 56 horas, siete veces más de lo previsto en su expedición.

Antes de embarcarse en la misión, Cameron se sometió a un duro entrenamiento para mejorar su consumo de oxígeno. También se entrenó para casos de emergencia, como el de un posible fuego eléctrico. En ese caso podría haber utilizado una mascarilla de emergencias hasta completar el regreso a superficie.

Fue todo un desafío para Cameron, que ahora sólo falta que le muestre al mundo lo que captó. (Especial-Lainformacion.com)