En una extensa jornada, declaró hoy -durante unas seis horas- María Alejandra Huerta, una testigo que podría resultar clave en el juicio que se lleva adelante por la desaparición de María de los Angeles Verón, ocurrida en abril de 2002. Tal como lo hizo durante la mañana, la mujer relató durante la tarde lo vivido en mayo de 1998 en La Rioja, donde admitió que ejerció la prostitución.
Huerta indicó que la segunda vez que fue a La Rioja hizo plaza adentro en un boliche (vivía ahí), donde era insultada y presionada por Liliana Medina si hacía las cosas mal. "Hubo algunos forcejeos, (Liliana Medina) me pasaba a otro boliche y después a otro. Me pasó al Desafío y al Candy", indicó. Aseguró además que si no recaudaba el dinero que les exigían, era agredida.
"También me agredía Fernando Gómez, cuando pasé a ser mujer de él. Un día viene y me dice ella que ahora iba a ser del 'Chenga'. Al ser propiedad de los dueños de la 'whisquería' era peor, porque ellos te maltrataban directamente", afirmó.
Huerta también señaló que ella, al igual que otras chicas, comían solo una vez al día y que trabajaban desde las 21 hasta cerca de las 10. "Si venía alguien a la siesta, nos levantaban", recordó.
En el momento más fuerte de su testimonio, Huerta dijo que su madre tuvo que llevar a cabo una estrategia para poder sacarla de la "whisquería" donde estaba.
"Cuando llegó, me dice que mi abuela se estaba muriendo y me quería ver por última vez. Yo amaba a mi abuela. Le pedí de rodillas a Fernando (Gómez) que me deje ir, que iba a volver. Que me iría con lo puesto. Y accedió. Subimos al auto, y en el viaje mi mamá me dijo que era mentira, que lo hacía para poder sacarme. Me levantó la remera y vio que estaba toda morada, con ojeras, muy delgadas. Tenía 18 años", narró mientras lloraba.
La audiencia se reanudará mañana, a partir de las 8.30. Está previsto que declare la madre de Huerta. LA GACETA ©